Rodrigo Paz Pereira asumió la presidencia de Bolivia este sábado en La Paz en una ceremonia que marca el fin de 17 años del Movimiento Al Socialismo (MAS) en el poder.
El nuevo mandatario entregó un mensaje duro sobre la situación económica: “El país que recibimos está devastado, con las reservas internacionales más bajas en 30 años, inflación, deuda, escasez y un estado paralizado”, afirmó al recibir la banda presidencial en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Paz, de 58 años, economista y político experimentado hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), ganó la segunda vuelta electoral con el 54% de los votos frente al también exmandatario Jorge Quiroga. Su campaña conectó con la burguesía urbana de origen indígena y los trabajadores informales, que representan el 80% de la fuerza laboral.
En su primer discurso pidió “unidad” y un “acuerdo nacional del Bicentenario” entre todas las fuerzas políticas para sacar adelante al país. Insistió en acabar con la “desconfianza” generalizada y reprochó a sus antecesores: “¿Qué carajo hicieron con la bonanza?”
El presidente explicó que su plan económico se centra en la descentralización de recursos, créditos accesibles, reformas tributarias y eliminar trabas administrativas para dinamizar la producción nacional. Dijo que no buscará nuevos créditos internacionales antes de ordenar las finanzas, aunque ya viajó a Washington y logró un millonario crédito con la CAF.
En la toma de posesión estuvieron presentes los presidentes de Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay y Ecuador, así como una delegación de Estados Unidos encabezada por Christopher Landau, secretario del Departamento de Estado. Este acto simboliza un giro en la política exterior boliviana que busca romper años de aislamiento diplomático y abrirse al mundo.
Con 30 años sin reservas internacionales suficientes, déficit fiscal, inflación y escasez de dólares y combustible, Paz afronta un reto económico y político enorme, con un parlamento fragmentado y múltiples intereses enfrentados.
“Cuando la plata no se roba, alcanza”
En sus días previos a la investidura se reunió con empresarios de las dos regiones más fuertes del país, El Alto y Santa Cruz, para ofrecer inversión y apertura comercial. Su fórmula vicepresidencial, Edmand Lara, un ex policía conocido en redes sociales por denunciar corrupción, aportó votos decisivos en la campaña.
El nuevo presidente aclaró que Bolivia no volverá a aislarse y cerró su discurso: “Estamos de pie, firmes por la patria y decididos a reconstruirla. Vamos a salir de esta”.
El reloj corre contra Paz, quien deberá balancear las presiones internas y externar una economía al borde del colapso para evitar un colapso social y financiero más profundo.


































