Laurent Nunéz, ministro del Interior, ha enviado un telegrama urgente a los prefectos, directores de la policía nacional y de la gendarmería para exigir un aumento significativo de las medidas de seguridad en todo el país.
La orden llega de cara al 10º aniversario de los atentados del 13 de noviembre de 2015, una fecha que aún pesa en la memoria colectiva francesa. Nunéz insta a que las fuerzas del orden alcancen el nivel máximo de vigilancia en todos los territorios, con especial foco en los lugares más vulnerables.
Se hace un énfasis particular en garantizar la seguridad en las sala de conciertos y en las manifestaciones festivas de gran escala. Allí, además de la policía y la gendarmería, también estará vigilante la fuerza Sentinelle, desplegada en territorio nacional desde los atentados para reforzar la protección de blancos sensibles.
Este llamado a la precaución se inscribe en un contexto marcado por tensiones internas e internacionales. La amenaza terrorista sigue vigente después de que la DGSI desarticulara un plan reciente para atacar bares y salas de concierto en París. El pasado 10 de octubre fueron detenidas y puestas en examen tres jóvenes mujeres acusadas de preparar actos violentos.
Además, Nunéz advierte sobre posibles intentos de injerencia extranjera que podrían aprovechar el ambiente de las conmemoraciones para desestabilizar o radicalizar. Por ello, exige a los responsables locales extrema vigilancia ante cualquier sospecha en este sentido.
Las autoridades ya han reforzado los patrullajes y los controles en puntos estratégicos. Se espera un despliegue especial de agentes y militares para cubrir eventos públicos, demostrando que el país aún no baja la guardia frente al riesgo.
El aniversario del 13-N obliga a Francia a un dispositivo excepcional que combine memoria y prevención a diez años de uno de los ataques terroristas más traumáticos de su historia reciente.


































