Sheila French, jubilada y viuda, decidió cambiar su rutina tras años afrontando la soledad y el miedo por las noches en su casa grande en Bournemouth. Cuatro años después de la muerte de su marido, asegura que “ya no tiene que estar sola si no quiere” gracias a compartir hogar con una persona más joven.
French tiene 38 años menos que su actual compañera de piso Aleksandra Buhl Thostrup, académica e investigadora originaria de Dinamarca. “Cocinamos juntas, vemos programas de televisión como The Chase y Who Wants to Be Millionaire, y charlamos todo el tiempo”, señala French. “No tengo que preocuparme por la noche, ni sentir inseguridad”.
Este caso refleja una tendencia creciente en Reino Unido: pensionistas que abren las puertas de sus viviendas a jóvenes, no solo para aliviar la soledad y el aislamiento, sino también para ayudar a afrontar la crisis de la vivienda y complementar ingresos. Según un sondeo de YouGov para la organización Intergenerational England, un 81% de adultos en UK cree que mezclar generaciones reduce la soledad y un 76% destaca mejoras en la salud mental.
La empresa social Two Generations hace de intermediaria en estos acuerdos, cobrando una tarifa mensual a los propietarios para buscar, seleccionar y supervisar a los jóvenes que compartirán la casa mientras ofrecen entre 10 y 20 horas semanales de apoyo al pensionista.
Para Sheila, esta relación le ha significado mucho más que compañía: “Es una amistad que mantiene mi vida activa, me permite reconectar con la comunidad y salir más”. Para Aleksandra, que ha vivido dos homeshare, supone seguridad y el sentimiento de tener un hogar estable tras la ruptura familiar que vivió en el Reino Unido.
Expertos alertan a jóvenes a enfocar estas iniciativas no solo como una forma económica de vivir, sino como un compromiso emocional. Aleksandra lo resume: “Tienes que querer sentir la gratificación de que alguien cuente contigo”.
El problema de acceso y coste de la vivienda afecta especialmente a británicos entre 25 y 34 años, segmento que en un 60% cree que compartir casa con mayores podría aliviar su situación habitacional, según los datos recogidos. El modelo de homeshare gana terreno en un Reino Unido donde la población envejece y la soledad toca de cerca a muchos hogares.


































