El abogado y magistrado Julio César Uribe Acosta logró sobrevivir a la toma y retoma del Palacio de Justicia en Bogotá, ocurrida entre el 6 y 7 de noviembre de 1985, un evento que dejó más de 100 muertos y la desaparición de decenas de personas.
En medio del asalto del comando guerrillero del M-19, Uribe Acosta, magistrado del Consejo de Estado, se escondió bajo su escritorio en el cuarto piso mientras caían toneladas de balas y las llamas consumían el edificio. Decidió escapar lanzándose por las escaleras desde esa altura, arriesgando su vida por evitar morir quemado.
En una llamada telefónica durante la crisis, habló con el periodista Hernando Uribe Uribe, director del Noticiero Todelar en Risaralda, quien recogió una declaración que luego fue difundida internacionalmente. Uribe citó a Martin Luther King para expresar su confianza: “El miedo tocó a la puerta, la fe fue a abrir y no vio a nadie”.
Aquella tarde trágica se cobró la vida de 11 magistrados de la Corte Suprema de Justicia, además de decenas de víctimas civiles y militares. El episodio permanece como uno de los más dolorosos en la historia reciente del país.
Julio César Uribe, nacido en 1931 en Mistrató, Risaralda, fue un destacado abogado y especialista en derecho administrativo, graduado de la Universidad Nacional de Colombia y con estudios en París. Ejerció cargos como juez civil, secretario de Gobierno y Hacienda en Caldas, y fue amigo cercano y seguidor del líder político Álvaro Gómez Hurtado.
Tras retirarse de la magistratura, se dedicó a la docencia y a la práctica del derecho. Falleció en junio de 2021 en Santa Marta a los 90 años. Su trayectoria y sobrevivencia en la tragedia del Palacio han sido recordadas como testimonio de su fortaleza, amor por la familia y pasión por la lectura.
Uribe vivió otra experiencia cercana a la muerte semanas después, cuando un ascensor se desplomó en Cartago, episodio del que también salió ileso. “Para alguna cosa importante me debe tener Dios”, bromeaba.
La historia de Julio César Uribe no solo es la de un sobreviviente, sino la de un hombre marcado por el servicio público, la docencia y la defensa del derecho en Colombia en tiempos de enorme violencia.


































