La Junellia succulentifolia, un arbusto nativo de la estepa patagónica que se parece a la lavanda, se abrió paso desde su hábitat natural hasta las góndolas de viveros en San Martín de los Andes.
Así lo logró la bióloga y docente Florencia Mancini, quien empezó el proyecto en 2014 tras una excursión a Villa Llanquín, a 40 km de Bariloche, donde quedó fascinada por esos arbustos violetas que brillaban bajo el sol patagónico.
En ese momento trabajaba en la Universidad Nacional del Comahue y decidió que esa especie sería el eje de su tesis de maestría en producción agropecuaria , que realizó en la Universidad Nacional de La Pampa. El desafío era domar una planta silvestre, adaptarla a viveros y mostrar su potencial ornamental para jardines urbanos y rurales.
Para lograrlo, Mancini firmó un acuerdo con el Vivero Raulí de San Martín de los Andes, donde desarrolló todo el proceso técnico: selección de plantas madre, germinación, pruebas de cultivo, esquejes y adaptación al nuevo ambiente. Al término de su tesis, que contó con la codirección de Ariel Mazzoni (INTA Bariloche), la planta ya estaba lista para la producción en cadena.
El esfuerzo rindió frutos: para este año todo el stock de Junellia succulentifolia producido en el vivero está vendido. La especie florece entre diciembre y marzo en la estepa, y puede mantenerse florida hasta mayo en San Martín de los Andes. Actualmente, el vivero trabaja con arquitectos, paisajistas y jardineros interesados en plantas nativas resistentes al frío, calor, vientos y sequías.
Este caso es parte de una red más amplia de profesionales que buscan promover el uso y conservación de las plantas autóctonas de la Patagonia, un ecosistema único frente a las amenazas ambientales y la falta de información local sobre flora nativa en viveros.
Florencia Mancini insiste en que “hay que poner en valor a las plantas ornamentales nativas” y continuar sumando especies para jardines con impacto sustentable y cultural.
La iniciativa combina investigación científica con producción local para preservar y difundir ejemplos genuinos de la biodiversidad patagónica, adaptados para el disfrute y cuidado en ambientes urbanos y rurales.


































