Cristobal Blanco, neurocirujano del Hospital Cruz Roja de Córdoba, explica los pros y contras de realizar cirugías con el paciente despierto, una técnica cada vez más común en neurocirugía.
Operar con el paciente consciente durante la intervención permite evaluar en tiempo real funciones vitales como el habla, movimiento y sensibilidad. Esto incrementa la precisión del procedimiento, reduce daños y acelera la recuperación.
Sin embargo, Blanco advierte que la técnica no está exenta de riesgos. La ansiedad y el estrés del paciente pueden elevar la presión arterial y complicar la intervención. Además, la comunicación constante con el equipo médico puede distraer al cirujano.
“El beneficio principal es proteger áreas cerebrales críticas en cirugía de tumores y epilepsia,” dice Blanco. “Pero hay que evaluar caso por caso, no todos los pacientes son candidatos ideales para esta práctica.”
Este método ha ganado terreno en hospitales especializados de México por su capacidad para minimizar secuelas neurológicas severas. Aún así, requiere un equipo quirúrgico entrenado y protocolos estrictos para manejar el estrés del paciente.
En México, el desarrollo de esta técnica representa un avance para mejorar la calidad del tratamiento neuroquirúrgico, pero implica un esfuerzo adicional en preparación y comunicación entre paciente y equipo.
Blanco insiste en que los pacientes deben recibir explicación clara y apoyo psicológico antes del procedimiento para reducir impactos negativos.
La cirugía con paciente despierto ya se usa en casos complejos donde evitar daños irreversibles es vital. Su balance entre beneficios y riesgos debe evaluarse con cuidado para cada persona.
