El tercer día del juicio contra Cédric Jubillar, acusado de asesinar a su esposa Delphine, desaparecida en la noche del 15 al 16 de diciembre de 2020, estuvo marcado por tensos enfrentamientos entre la defensa y los investigadores.
La sesión se abrió con un tono aparentemente tranquilo cuando Jubillar habló con aparente sinceridad, pero la calma duró poco. La defensa mostró uñas afiladas frente a las preguntas duras de la fiscalía y los agentes, especialmente al cuestionar las pruebas y el supuesto fallecimiento de Delphine.
Un momento clave fue cuando la administradora ad hoc, encargada de proteger los intereses de los hijos del matrimonio, le pidió a Jubillar respuestas claras sobre la desaparición y el posible destino de su esposa. El acusado respondió manteniendo una mezcla de frustración y evasivas:
“Ella me dice que mi hijo quiere una respuesta sobre la muerte de su madre, pero yo mismo no la puedo darle”
.
La defensa insistió en la insuficiencia de pruebas concretas para declarar muerta a Delphine. Se desencadenaron discusiones intensas con los investigadores, quienes defendían que la evidencia circunstancial apuntaba a Jubillar como único responsable.
Los abogados del pintor plaquiste atacaron la narrativa oficial, intentando sembrar duda sobre la investigación y su rigor, poniendo en entredicho la fecha y las circunstancias exactas de la desaparición.
La tensión en la sala fue palpable toda la jornada. Con hijos menores involucrados y el caso aún sin resolverse, el juicio apunta a ser largo y polémico. El tribunal debe decidir pronto si las pruebas justifican una condena por asesinato sin cuerpo.
El proceso continúa con más interrogatorios previstos esta semana, mientras la familia y el país siguen atentos a las novedades de uno de los casos más mediáticos de Francia en los últimos años.
