Roma encara su inicio de temporada con luces y sombras evidentes a cinco jornadas disputadas en la Serie A. La defensa ha mostrado solidez y mejora constante, pero el ataque sigue siendo una gran incógnita para el equipo dirigido por Gasperini, atrapado por la falta de delanteros efectivos y un estado físico y mental irregular de sus puntas.
Defensa sólida pero falta pólvora en ataque
El equipo ha contado con el aporte del centrocampista Wesley contra Bologna y luego con Soulé, Pellegrini, N’Dicka y Mancini en defensa y mediocampo, apuntalando una estructura más compacta. En cambio, siguen sin pisar el campo claves como Svilar, Rensch, Hermoso y Celik, aunque este último ha dejado buenas sensaciones con un desempeño más que aceptable. Mancini y N’Dicka han cumplido con un rendimiento notable, manteniendo a raya a los oponentes, sin fisuras.
El partido en Niza fue un punto clave para evaluar el desarrollo del equipo. Según reportes, Roma fue la mejor versión vista en esta serie corta de encuentros: alta intensidad, dominio posicional y control del balón tras un inicio titubeante. Koné emergió como motor ofensivo y Celik aportó recorrido y entrega constante. Sin embargo, el gol que tocó a Roma lo provocó un penal errado a último momento provocado por Pisilli, que devolvió esperanza al Niza en el marcador.
Dovbyk, el gran problema ofensivo
El principal foco de preocupación es sin duda el delantero ucraniano Artem Dovbyk. Tras una campaña pasada donde anotó 17 goles y su brillante etapa en Girona, su estado actual es alarmante. En el campo parece haber desaparecido: no retiene el balón, pierde duelos físicos con facilidad, reacciona con lentitud y su precisión en pases está al límite, completando apenas uno de cada cinco intentos.
El contraste con su rendimiento pasado es evidente y el cuerpo técnico confía en que podrá retomar su forma después de un período de adaptación. Por el momento, su falta de confianza y eficacia le quitan al equipo una referencia clara en ataque que pueda resolver los partidos. La falta de un “9” goleador o una dupla ofensiva que transforme las ocasiones en goles limita el horizonte del conjunto.
Gasperini ha intentado ajustar el posicionamiento del joven Soulé, sacándolo de su zona cómoda por la derecha para que participe más en el centro y penetre más veces en área rival, aunque con resultados limitados. Se espera que la adaptación del argentino mejore con más minutos para ganar protagonismo.
Mientras tanto, la agresividad del juego defensivo ha sido el sello de Roma para compensar la falta de profundidad ofensiva. La defensa encabezada por Mancini y N’Dicka logró neutralizar ataques rivales y mantener el marco a salvo, dando margen para que el medio campo controle el ritmo y genere opciones.
Incógnitas y desafíos para Gasperini y la Roma
El entrenador aposta a darle confianza a jóvenes talentos y espera que el equipo crezca con el tiempo. La paciencia, sin embargo, no es infinita ni puede diluir la presión para resultados inmediatos. La ausencia de delanteros decisivos es un agujero evidente que resta peso a las aspiraciones del club en la liga. Si el equipo no mejora la concreción de sus chances y consolida una dupla ofensiva fiable, la campaña puede encaminarse a una fase de lucha por no perder fuelle en la tabla.
En los últimos minutos contra Niza, la frustración fue visible incluso en el banco técnico. Gasperini perdió la compostura y fue captado en cámara mientras expresaba su malestar con un exabrupto en dialecto piemontés, reflejando la tensión que vive el plantel.
En resumen, aunque la Roma tiene bases sólidas en defensa y fases de buen juego colectivo, necesita urgentemente recuperar el fuego ofensivo para dejar de depender de un desgaste físico y defensivo que no puede sostenerse a largo plazo. Los hinchas esperan que Dovbyk vuelva a ser aquel goleador que deslumbró temporadas atrás y que los jóvenes aliados como Soulé den un paso adelante para sumar goles y asistencias.
Esta semana, los entrenamientos y próximos partidos serán decisivos para acabar de delinear un equipo más equilibrado y competitivo, con aspiraciones reales y no solo defensivas.
