El mercado inmobiliario español despachó en julio su mejor registro de ventas desde 2007, con 64.730 operaciones de compraventa, un incremento del 13,7% interanual, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) difundidos esta semana.
Esta cifra representa la mayor actividad de compra de viviendas para un mes de julio desde los años del boom inmobiliario y marca la continuación de una racha de trece meses consecutivos al alza en ventas, con un balance positivo del 18,8% en lo que va del año.
El impulso detrás del crecimiento es claro: una caída en las tasas hipotecarias impulsada por los recortes del Banco Central Europeo (BCE). Las hipotecas firmadas aumentaron un 25%, llegando a 45.067 créditos, el nivel más alto en julio desde 2010. La tasa de interés promedio quedó en 2,94%, la más baja en meses y lejos del casi 3% sostenido en años previos.
El monto promedio de las viviendas adquiridas subió a 163.307 euros, un 7,6% más que en el mismo mes del año pasado, mientras que el capital total financiado ascendió un 34,5%, sumando unos 7.360 millones de euros.
Tanto las viviendas nuevas como las usadas mostraron récords para el mes de julio: las primeras subieron un 22,3% hasta 13.640 transacciones —el mayor nivel desde 2010— y las segundas crecieron 11,6% para totalizar 51.090 operaciones.
Por tipo, el 93,1% de las ventas correspondieron a viviendas libres, las cuales aumentaron 14,9% interanual, mientras que las protegidas cayeron levemente un 0,5%.
En cuanto a regiones, Andalucía lideró con 13.095 ventas, seguida por Cataluña (10.729) y Comunidad Valenciana (10.527). Madrid quedó cuarto con 6.977 operaciones. Apenas dos provincias reportaron caídas: Navarra (-15,7%) y Cantabria (-5,9%). En contraste, Extremadura (28%), Aragón (23,8%) y Castilla-La Mancha (21,1%) tuvieron subas contundentes.
El plazo promedio para devolver estos créditos se mantuvo en 25 años y casi 70% de los contratos hipotecarios se firmaron a tasa fija, mientras que el resto optó por tasa variable.
Los indicadores reflejan un mercado inmobiliario reactivado tras años de ajuste, beneficiado por el abaratamiento del crédito y la demanda creciente tanto de viviendas nuevas como usadas. Este impulso podría marcar una pauta para el próximo año si las condiciones de financiamiento se mantienen estables.
