La condena a Nicolas Sarkozy a cinco años de prisión por un supuesto financiamiento ilegal de su campaña presidencial de 2007 con fondos de Libia puso a prueba las grietas en la ley electoral francesa.
Esta situación abrió la puerta para que los ecologistas en la Asamblea Nacional presenten una propuesta de ley para cerrar las «zonas grises» en el financiamiento de campañas. La iniciativa, liderada por el diputado Emmanuel Duplessy, fue expuesta ayer en París y busca reducir el límite máximo actual para donaciones en efectivo de 150 a 50 euros, con el fin de frenar aportes difíciles de rastrear.
Además, proponen prohibir el pago en efectivo a equipos de campaña y el reembolso de gastos hechos en metálico. La novedad más importante es la obligación de hacer públicos los nombres de los principales donantes, rompiendo con el tradicional anonimato en Francia.
La ley también busca endurecer el control de la Comisión Nacional de Control de Campañas y Financiaciones Políticas (CNCCFP) y permitir que reciba información de Tracfin, la unidad francesa anticorrupción, para mejorar la vigilancia.
Otra innovación es ampliar el derecho de las asociaciones anticorrupción a convertirse en parte civil en casos de financiamiento ilegal, reforzando la supervisión ciudadana directa.
El texto incluye además un estudio para implantar un control en tiempo real de las cuentas de campaña, lo que revolucionaría la fiscalización actual, que es ex post.
Duplessy reconoce que los diputados ecologistas no garantizan por ahora el paso del proyecto al orden del día, pero confían en sumar apoyos transversales, excluyendo al partido de ultraderecha Reagrupación Nacional (RN). El objetivo es convertir la iniciativa en una causa nacional capaz de superar divisiones políticas históricas.
El caso Sarkozy ha servido de detonante. La justicia no logró probar con claridad la inyección de fondos libios, símbolo de las dificultades para rastrear dineros opacos que mezclan dinero estatal extranjero y donaciones clandestinas.
La propuesta llega en un contexto donde la moralización de la política vuelve a la agenda tras varios escándalos recientes. El debate en el hemiciclo se abre ahora a una reforma profunda del sistema de financiamiento electoral. Francia podría así deslizarse hacia una mayor transparencia y rendición de cuentas.
