Griselda Heredia, madre del gendarme argentino Nahuel Gallo, secuestrado en Venezuela hace nueve meses, expresó este jueves su creciente temor a que el régimen de Nicolás Maduro tome represalias contra su hijo debido al reciente alineamiento de Argentina con Estados Unidos.
Gallo fue detenido el 8 de diciembre de 2024 al cruzar desde Colombia por el Puente Internacional Francisco de Paula Santander, cuando intentaba visitar a su esposa y su hijo en Venezuela. Desde entonces permanece incomunicado y sin acceso a asistencia legal, denuncian organismos de derechos humanos.
El gobierno venezolano acusa a Gallo de participar en “acciones conspirativas” y un supuesto plan para atacar a la vicepresidenta Delcy Rodríguez. Sin embargo, las defensas hablan de una desaparición forzosa motivada por razones políticas.
En diálogo con la señal DNews, Heredia confesó:
“Cuando el presidente de Argentina se une con todo lo que está haciendo (Donald) Trump, a nosotros nos agarró el terror de que quieran vengarse con Nahuel o atacarlo de mala manera.”
La madre del gendarme señaló que la política exterior del gobierno de Javier Milei, cercana a Washington, podría complicar la situación de su hijo al exacerbar tensiones con el chavismo. Incluso llamó a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, para conocer novedades por el caso, ante su desesperación.
Milei definió la detención como una “desaparición forzosa” e instó a la liberación inmediata de Gallo, señalando que está preso sin imputación formal, sin contacto con la familia ni abogado.
Heredia confirmó que han recibido pruebas de vida, lo que alivia en parte la preocupación por rumores de secuestros con fines de rescate en Venezuela. Sin embargo, la situación sigue siendo crítica y la falta de información mantiene a la familia en incertidumbre.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha seguido el caso y denunciado irregularidades en el proceso contra Gallo, cuya detención agravó la complicada relación diplomática Argentina-Venezuela.
La situación de Nahuel Gallo pone en jaque la diplomacia argentina ante un régimen que no reconoce legislación ni garantías básicas en procesos contra extranjeros, y abre un nuevo capítulo de tensión en la política regional.
