A tres meses de la elección presidencial en República Centroafricana, la oposición denuncia un bloqueo político que pone en riesgo el proceso electoral previsto para el 28 de diciembre. El Bloc Républicain pour la Défense de la Constitution (BRDC), coalición de partidos opositores y organizaciones civiles, condiciona su participación en los comicios a la realización previa de un diálogo político bajo supervisión internacional.
El presidente Faustin-Archange Touadera, cuya reelección busca por un tercer mandato gracias a la nueva Constitución de 2023, parece endurecer su postura. Originalmente abierto al diálogo en marzo, su partido Mouvement Cœurs Unis cerró filas en julio y no ha presentado un calendario claro para continuar las negociaciones iniciadas el 2 de septiembre.
Este estancamiento ha sido fuertemente criticado por el BRDC, que acusa al gobierno de “liquidar la democracia y el pluralismo”. La falta de avances genera preocupación ante el próximo inicio del periodo de registro de candidaturas, que comienzan el 2 de octubre, según el calendario electoral oficial.
Entre los principales opositores figura Anicet-Georges Dologuele, quien renunció en agosto a su nacionalidad francesa para cumplir con la nueva Constitución que excluye a los binationaux de la contienda presidencial. Su participación se considera clave para un proceso electoral plural.
La situación política se agrava en un contexto de inseguridad persistente, especialmente en los ejes viales y el este del país, donde los grupos armados que conformaron la Coalition des patriotes pour le changement (CPC) atacaron la capital en 2020. Aunque dos movimientos de la CPC firmaron acuerdos de paz en abril, la estabilidad aún no está garantizada.
Con la oposición alejada de la mesa de diálogo y sin garantías claras, el proceso presidencial enfrenta una nube de incertidumbre que arriesga la legitimidad y la paz en el país justo cuando la comunidad internacional observa con atención.
