Esta mañana, una oleada de protestas agrícolas sacude Francia. Desde Estrasburgo hasta Versalles, 3.000 agricultores se movilizaron en más de cien acciones para denunciar las importaciones que llegan con menos controles y precios más bajos gracias a normativas más laxas en países del Mercosur y Europa.
A las 4 a.m., en Estrasburgo, unos 150 agricultores inspeccionaron los camiones que entraban a un mercado mayorista, buscando productos franceses. “La papa esperamos que sea francesa, pero viene de los Países Bajos”, explicó uno de ellos mientras señalaba la etiqueta.
El rechazo es claro: productos que llegan con menos restricciones en el uso de pesticidas o en condiciones de cría en lugares como Ucrania o América Latina desplazan la producción nacional, afectando los ingresos de los agricultores franceses.
Franck Moser, secretario general de la FDSEA, denunció: “Francia quiere lavar más blanco que blanco, pero tenemos que aplicar la misma norma europea para todos y proteger nuestros ingresos”.
En Toulouse, un cerealista resumió la crisis: “¿Cómo mantengo una vida familiar equilibrada o trato de planear el futuro si mis ingresos se desmoronan en este contexto político?”
La protesta incluyó acciones indiscriminadas, desde bloqueos y chequeos en carreteras hasta manifestaciones simbólicas frente al castillo de Versalles, generando atención entre turistas y ciudadanos. “Esto es un recordatorio necesario para que los consumidores piensen en el origen real de lo que compran”, comentó una vecina que pasaba en bicicleta.
Los agricultores exigen respuestas claras y la aplicación uniforme de las normas europeas para evitar la competencia desleal que amenaza su subsistencia. La polémica alrededor del acuerdo Mercosur pone otra vez el foco en la difícil situación del campo francés. La movilización no descarta nuevas acciones en los próximos días.
