El consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local de la Comunidad de Madrid, Miguel Ángel García Martín, negó este martes que la reunión con la portavoz del PSOE en Madrid, Mar Espinar, terminara de forma “abrupta” como han afirmado los socialistas.
Tras el encuentro con los grupos parlamentarios de la Asamblea, García Martín aseguró que Espinar solo buscaba una excusa para llevar a la conversación a Alberto González Amador, la pareja de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. “La portavoz del PSOE necesita una excusa para sacar en esta rueda de prensa a la pareja de la presidenta. Esa era la excusa, para tapar las vergüenzas”, afirmó.
El consejero acusó al PSOE de estar “preocupado y nervioso por justificar lo injustificable” y lanzó dardos contra figuras del partido en el Gobierno central, mencionando a Begoña Gómez (esposa del presidente), su hermano, el exasesor Koldo García y el fiscal general, Álvaro García Ortiz. Así, defendió que no hubo ningún “final abrupto” sino que él mismo preguntó a Espinar si quería abordar más temas, y ella no mostró interés.
García Martín recordó que el Gobierno regional ha respondido a más de 7.400 cuestiones planteadas por el PSOE en plenos, comisiones y solicitudes de información, de un total de más de 18.800 preguntas de todos los grupos parlamentarios. “Ojalá el Gobierno central hiciera lo propio”, afirmó.
El representante del Gobierno de Ayuso lamentó que las pocas aportaciones socialistas no permiten entender que el PSOE tenga un proyecto o iniciativas relevantes para Madrid. Además, criticó que la portavoz socialista hable “al dictado” del secretario general del PSOE-M, Óscar López.
La polémica creció después de que el PSOE llevara a la reunión con Ayuso temas como el conflicto en la Franja de Gaza, la defensa del Gobierno central y, finalmente, la figura de González Amador, un movimiento que el Gobierno autonómico consideró una provocación.
El choque evidencia la tensión creciente entre el Ejecutivo madrileño y la oposición socialista, con acusaciones cruzadas y un diálogo roto en la Asamblea que complica una negociación fluida para proyectos y políticas en la región.
