La oposición en Congo enfrenta un reto crucial de cara a las elecciones presidenciales de 2026. Después de años de fragmentación, los líderes opositores intentan unirse detrás de un solo candidato capaz de forzar una segunda vuelta y desafiar a Denis Sassou Nguesso, vigente en el poder desde hace décadas.
Este esfuerzo de unidad se refleja en las recientes declaraciones de figuras clave del espectro político opositor. Entre ellos, Clément Miérassa, presidente del Partido Social Demócrata Congoleño (PSDC), quien el 31 de mayo se arrodilló ante la prensa en Brazzaville, una señal simbólica de reconciliación y compromiso con la coalición.
Otro líder influyente es Pascal Tsaty Mabiala, presidente de la UPADS y cabeza visible oficial de la oposición, junto a Frédéric Bintsamou, conocido como Pasteur Ntumi, al frente del CNR. También destaca la figura de Destin Gavet, líder del Movimiento Republicano (MR), que busca sumar fuerzas en este bloque común.
La razón de esta unión es clara: sin una alianza sólida y un candidato unificado, nunca podrán arrebatarle la presidencia a Sassou Nguesso, quien ha dominado el panorama político durante más de 30 años. Pero la dificultad para elegir un líder claro y consensuado amenaza con descarrilar la estrategia.
La oposición quiere evitar repetir errores del pasado, cuando la fragmentación benefició al régimen. Sin embargo, las rivalidades internas y las históricas diferencias políticas complican el proceso. Miérassa, que fue candidato en 2009 y obtuvo apenas el 0,25% de votos, intenta ahora ser una pieza clave para construir esa unidad.
Las elecciones presidenciales en Congo en 2026 serán un termómetro para la estabilidad y la democracia en la región. La presión internacional y la sociedad civil también presionan para que el proceso sea creíble y transparente. Sin embargo, el largo mandato de Sassou Nguesso y su control institucional hacen que el pulso político sea una batalla complicada.
Por ahora, el futuro del bloque opositor y su capacidad para presentar un candidato único se mantienen en el centro del debate político en Brazzaville. La oposición debe superar sus divisiones para tener alguna opción real de cambio.
