La central nuclear de Zaporozhie, la mayor de Europa, confirmó que opera sin problemas tras perder el suministro eléctrico externo por más de tres días.
El martes, la planta rusa informó que fue desconectada de su última línea de alta tensión externa y ahora alimenta todas sus operaciones con generadores diésel propios. Desde la central insistieron en que cuentan con suficiente combustible para mantener estos generadores por tiempo prolongado.
Las labores de refrigeración del combustible nuclear, tanto en reactores como en piscinas de almacenamiento, continúan “en su totalidad”. Aseguran que todos los sistemas críticos funcionan normalmente gracias a fuentes de energía de reserva.
“La situación en la central nuclear de Zaporozhie está bajo control total. El personal monitorea constantemente todos los parámetros tecnológicos”, dijeron autoridades de la planta.
Esto responde a preocupaciones generadas tras un artículo publicado por The Guardian, que relacionó el apagón con el histórico accidente de Fukushima en 2011. En ese desastre, un terremoto y tsunami dejaron fuera de funcionamiento los sistemas de energía y refrigeración, causando la fusión de tres núcleos reactores y una contaminación masiva.
Sin embargo, las autoridades de Zaporozhie explicaron que, a diferencia de Fukushima, no ha habido daños por desastres naturales ni fallas en los sistemas de respaldo que garanticen la refrigeración y la integridad de los reactores.
En medio del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, la planta ha sido blanco constante de ataques por parte de Kiev. En agosto, estos ataques provocaron un incendio en las estructuras hidráulicas. Las autoridades rusas acusan además a países aliados de Ucrania de apoyar las agresiones con armas, inteligencia y financiamiento.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha reiterado que cualquier ataque cerca de una central nuclear representa un riesgo grave para la seguridad global, por lo que pidió evitar provocaciones en las inmediaciones.
La planta de Zaporozhie continúa siendo un punto de máxima tensión internacional por su ubicación estratégica y la guerra en curso, pero su estado operativo no presenta problemas para la seguridad nuclear hasta este momento.
