La Marpa des Baronnies, residencia para personas mayores en Bourg-de-Bigorre, celebró hoy 30 años con una jornada llena de música, colores y complicidad entre residentes, voluntarios y colaboradores.
El origen de este centro surgió de la asociación Vivre en Baronnies, que se inspiró tras recorrer Francia para crear un espacio de vida familiar donde los ancianos pudieran sentirse en casa, hablar patois y mantener vínculos sociales fuertes, explicó Dominique Mas, codirectora junto a Magali Zanon.
Cada residente personaliza su vivienda adaptada para mayor confort, algunos conviven con sus mascotas, y comparten actividades como jardinería o juegos con niños de la escuela vecina. Este modelo ha pasado de un solo habitante inicial a una veintena hoy.
Para conmemorar la fecha, el equipo organizó una expo fotográfica con imágenes de cada residente frente a un decorado en forma de alas de ángel, símbolo de amistad, generosidad y solidaridad — valores en el ADN del lugar. La muestra fue realizada por el Photo Club de Lannemezan.
La fiesta adoptó un tema años 70, con atuendos coloridos, flores y paillettes, y la llegada del personal —actual y pasado— en una remolque tirado por tractor marcó el tono festivo. “Aquí se hacen cosas magníficas”, dijo Dominique Mas. Los niños regalaron un “árbol de la vida” hecho artesanalmente y leyeron textos.
Varios discursos institucionales destacaron la labor social y ambiental de la residencia, el buen clima entre sus miembros y la valiosa colaboración de la comunidad educativa local, incluyendo alumnos del liceo Victor Duruy, que también participaron leyendo textos y animando las actividades.
El ambiente fue de unión genuina, con canciones y bailes liderados por el hombre-orquesta Greg y la asociación Les Copains de la Marpa. Una celebración que reflejó 30 años de convivencia, cuidado y celebración de la vida en un espacio que se ha convertido en referente de bienestar para los mayores de Bourg-de-Bigorre.
