Las condiciones de salud del presidente ruso Vladimir Putin siguen en el centro de controversias y especulaciones, especialmente tras su reciente aparición en la parada militar del 3 de septiembre en Pekín. A pesar del hermetismo del Kremlin, diversas fuentes independientes y testimonios apuntan a signos evidentes de desgaste físico y posibles problemas médicos, avivando rumores que ya circulan desde hace años.
Señales visibles y rumores antiguos sobre la salud de Putin
Desde al menos 2017, hay reportes no confirmados sobre la salud del presidente ruso. En 2022 el medio independiente Proekt reportó la presencia constante de especialistas médicos, incluidos un oncólogo y dos otorrinolaringólogos, acompañando a Putin en sus viajes oficiales. Registros de vuelo indicaron decenas de visitas para evaluaciones médicas entre 2017 y 2021, sugiriendo un posible diagnóstico de cáncer de tiroides. Aunque estas informaciones nunca fueron confirmadas oficialmente, sí levantaron dudas creíbles sobre su estado.
Ese mismo año, la revista estadounidense Newsweek reportó que Putin se había sometido a una operación para remover un tumor en estado avanzado, dato negado de inmediato por el ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, quien calificó la información de falsa. Desde entonces, el Kremlin ha mantenido un férreo silencio o ha desacreditado cualquier información que insinúe un deterioro grave en su salud.
Indicios físicos y nuevas teorías
En noviembre pasado, un video donde Putin parecía tener dificultad para mantener firme la movilidad de sus manos encendió nuevas alarmas. El político ucraniano Anton Gerashenko habló abiertamente de un posible temblor parkinsoniano, teoría que también suscriben sectores de la prensa internacional. Aquel periodo coincidió con un prolongado retiro temporal de Putin de la escena pública, motivo por el cual el Kremlin habló de “controles médicos rutinarios” sin encontrar “problemas de salud”.
Además, se han reportado indicios de problemas visuales. En un video difundido en enero de este año, se observó que el presidente leía discursos con caracteres de tamaño inusualmente grande. Posteriormente reconoció públicamente un leve deterioro en su vista, diciendo que había pasado de tener “10 décimos” de visión a un 9 o 8, sin mayores señales.
Fatiga visible en Pekín y declaraciones de líderes presentes
Los rumores volvieron con fuerza la semana pasada tras la parada militar en Pekín. Massimo D’Alema, presente en el evento, declaró al Corriere della Sera que vio a Putin “muy fatigado” y que necesitaba ayuda de dos personas para caminar durante la ceremonia, lo que no pasó desapercibido para las cámaras. Además, en un encuentro bilateral con el presidente chino Xi Jinping, Putin abordó temas de longevidad y biotecnología, afirmando que el avance en este sector podría permitir vivir hasta 150 años.
Estas imágenes y declaraciones alimentaron especulaciones más extremas, incluyendo la idea de la utilización de dobles para sustituirlo en público, hipótesis promovida repetidamente por el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky. Zelensky incluso afirmó en marzo que Putin “morirá pronto y esta guerra terminará”, haciendo un nexo directo entre la salud del líder ruso y el curso del conflicto en Ucrania.
La sombra del secretismo y el impacto en política internacional
El hermetismo del Kremlin frente a cualquier comentario sobre el estado físico o mental de Putin ha magnificado las especulaciones. La falta de información oficial se mezcla con imágenes públicas interpretadas por expertos y observadores como señales inequívocas de problemas de salud. Esto incluye la reiterada ausencia prolongada en medios, la necesidad de asistencia para caminar en eventos oficiales y cambios visibles en la voz y el comportamiento.
En el contexto europeo e internacional, las dudas sobre el liderazgo de Putin adquieren una relevancia estratégica. La salud del presidente ruso no solo afecta la estabilidad política interna, sino también la dinámica del conflicto en Ucrania y las relaciones de Moscú con Beijing, la Unión Europea y Estados Unidos. La volatilidad en el Kremlin podría determinar el curso de la guerra y las decisiones políticas en los próximos meses.
¿Qué se sabe oficialmente sobre la salud de Putin?
Oficialmente, el Kremlin continúa negando cualquier problema serio. Los “controles médicos de rutina” son la explicación que se repite ante cualquier ausencia o signo visible fuera de lo común. Sin embargo, expertos en salud política aseguran que la presencia constante de especialistas médicos en los viajes, sumada al desgaste visible, hacen creíble la hipótesis de enfermedades crónicas. A falta de datos duros, el misterio continúa, mientras la atención global observa cada nuevo movimiento de Putin con lupa.
El líder ruso, que cumple ya más de dos décadas en el poder, arrastra un perfil reservado y disciplinado al máximo respecto a su vida privada y salud. Esta dualidad de información oficial versus filtraciones y testimonios crea una atmósfera tensa en el análisis político y mediático.
Implicaciones para Italia y Europa
La incertidumbre sobre la salud de Putin preocupa a los gobiernos europeos, incluido Italia, pues cualquier cambio abrupto en Moscú podría desencadenar inestabilidad adicional. La cercanía de Italia con la región europea y la participación en la OTAN ponen en foco la influencia rusa sobre la seguridad continental.
Además, la alianza estratégica entre Rusia y China, evidenciada en el desfile militar de Pekín, marca un punto clave en la geopolítica mundial, donde el estado físico y político de Putin juegan un papel crucial. Cualquier debilitamiento del presidente ruso puede abrir la puerta a nuevas configuraciones internacionales.
Mientras tanto, el seguimiento de la salud de Putin sigue siendo un tema de escrutinio global, con consecuencias que trascienden lo médico para tocar la arena política y militar internacional.
