‘Malinche, el musical’, de Nacho Cano, estrenó en el Frontón México con una propuesta que mezcla música, danza y teatro para revisar la historia del mestizaje desde una visión contemporánea.
La obra aborda la relación entre Malinche, Moctezuma y Hernán Cortés, poniendo en foco las tensiones políticas, culturales y personales de la conquista española en México. Sin buscar una exactitud histórica, la puesta invita a cuestionar los relatos oficiales y a desafiar los estereotipos que pesan sobre sus personajes.
Edu Siller, quien interpreta a Moctezuma, dice que el objetivo es abrir debate y motivar a la audiencia a investigar y cuestionar su propia verdad sobre el poder indígena. “No buscamos dar la historia exacta, sino trasladarlos a sentirla, a vivirla y a reflexionar”, afirmó.
Luisa Buenrostro, en el papel de Malinche, insiste en desmontar la imagen tradicional de traidora para mostrar “a una mujer valiente, inteligente e intuitiva que intervino en un momento clave para evitar una catástrofe mayor”.
Javier Mota, quien interpreta a Hernán Cortés en México luego de hacer a Moctezuma en España, destaca que la mezcla de elenco mexicano y español aporta matices que enriquecen la obra y la hacen más auténtica para el público local.
Karen Fonseca da vida a Alvarado, la capitana española destacada por su disciplina y lealtad, y explica que la función busca provocar emociones e involucrar al público en la historia más que educar con datos estrictos. “Aquí hay que romantizar esta historia para hacerle honor al mestizaje”, señaló.
Luis Sánchez, como el padre Olmedo, es el único que rompe la cuarta pared y avisa que la obra es un espectáculo que invita a cuestionar la versión oficial, no una polémica histórica. “Si alguien sale con ganas de investigar y conocer más, ya cumplimos un poco”, dijo.
Los actores coinciden en que ‘Malinche, el musical’ no busca ser fiel a la historia, sino provocar reflexión y emociones. La producción está en temporada en el Frontón México, un espacio clave para teatro en la capital donde se expone este montaje que mezcla arte y memoria.
La puesta en escena llega en un momento en que la figura de Malinche sigue siendo centro de debates en México, tanto como símbolo de supervivencia como objeto de controversias históricas y culturales.
Nacho Cano apuesta así por una versión artística que, sin pretender precisión, confronta al público con ideas y siente el peso de un pasado que sigue vivo en la identidad nacional.
