El gobierno de Gustavo Petro confirmó el desarrollo del primer fusil 100% colombiano que reemplazará los clásicos Galil israelíes y los M16 fabricados en Estados Unidos usados por el Ejército Nacional. La decisión responde al rompimiento diplomático con Israel y el distanciamiento con EE.UU., buscando autonomía en defensa.
Indumil, la empresa estatal de armamento, lleva tres años diseñando un fusil más corto, ligero y económico, que utiliza un 65 % de polímeros de alta resistencia frente al 30 % del Galil. Esto reduce el peso entre un 15 % y un 25 %, facilitando la movilidad y reduciendo la fatiga del soldado en el campo.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, destacó en entrevista radial que el nuevo fusil pesa entre 3,4 y 3,6 kilos según la versión, inferior a los 3,5 a 4,4 kilos del Galil ACE. Además, el arma permite montaje modular para accesorios como miras, linternas tácticas y láseres. Su resistencia a la corrosión lo hace apto para ambientes húmedos como la selva amazónica o el Caribe.
El proyecto avanza rápido. Para finales de este año se entregarán diez unidades para pruebas extremas en selva, barro y lluvia. Se prevé que en 2026 al menos cincuenta fusiles operen en escenarios reales y a mitad de ese año comience la producción masiva.
El objetivo es reemplazar gradualmente los más de 400.000 fusiles extranjeros en las Fuerzas Armadas, logrando un ahorro del 25 % frente al costo del Galil. Esta transición no solo busca independencia política, sino fortalecer la industria nacional y generar empleo.
Indumil también anunció otras iniciativas como la construcción de un túnel de viento en el parque Jaime Duque, que servirá para entrenamiento de paracaidistas y rehabilitación, abierto incluso a civiles para desarrollo local.
Este nuevo fusil es una señal clara del giro estratégico de Colombia para dejar atrás décadas de dependencia armamentística y avanzar hacia la autonomía militar. El desafío ahora es comprobar su eficiencia en combate real, pero la apuesta ya está sobre la mesa.
