En una maratónica sesión nocturna, el Ayuntamiento de Milán aprobó la venta del histórico estadio San Siro a los clubes Milan e Inter, con una oferta de 197 millones de euros. La votación tensó la mayoría municipal y cerró un capítulo que desde hace meses genera debate sobre el futuro del icónico coliseo, que cumplirá cien años próximamente.
Votación ajustada y fracturas internas en la mayoría
El Consejo municipal dio luz verde a la venta con 24 votos a favor, justo lo necesario para superar el quórum tras la salida voluntaria de Forza Italia del hemiciclo, que redujo el número mínimo de votos necesarios. En contra se posicionaron 20 concejales, sin abstenciones. La votación reveló divisiones profundas dentro de la coalición gobernante: entre los votos adversos se cuentan siete de la propia mayoría, sumados a los partidos de oposición Lega, Fratelli d’Italia y Noi Moderati. Además, un disidente de Forza Italia, Alessandro De Chirico, rompió la disciplina y votó en contra.
La sesión se extendió por casi 12 horas y estuvo marcada por duras discusiones. La decisión no solo supone un cambio urbanístico, sino también un golpe político que deja en evidencia las tensiones internas y la polarización sobre el destino de San Siro.
El fin de una era y el futuro de San Siro
San Siro fue inaugurado hace un siglo y se ha convertido en un símbolo no solo futbolístico sino también cultural para Milán y toda Italia. El acuerdo previsto contempla conservar el estadio hasta que albergue la ceremonia inaugural de las Olimpiadas de Invierno Milán-Cortina, tras lo cual será demolido para dar paso a un nuevo estadio de última generación.
El nuevo recinto estará listo a tiempo para el Campeonato Europeo de Fútbol EURO 2032, que contará con Milán como una de las sedes principales. La remodelación forma parte de una apuesta por modernizar la infraestructura deportiva milanesa y ofrecer un espacio más funcional y viable para competiciones internacionales.
Reacciones de las autoridades y nuevas tensiones
La vicesindaca Anna Scavuzzo expresó satisfacción con el resultado, destacando que se abrió una “nueva página” para San Siro, aunque reconoció la “fricción” que provocó en el interior del Ayuntamiento. Scavuzzo subrayó que la gran preocupación era “un futuro incierto” para el área alrededor del estadio y que ahora, tras la aprobación, se podrá encaminar una transformación urbanística.
“Hemos dejado espacio para el debate y la mayoría se expresó, ahora toca a Milan e Inter hacer la parte que hasta ahora han hecho poco,” dijo Scavuzzo tras la sesión.
Mientras tanto, el alcalde Giuseppe Sala permaneció en la sala durante toda la sesión y, según la vicealcaldesa, manifestó estar contento aunque prefirió reservar sus comentarios para más adelante. La sesión estuvo marcada además por la desaparición de dos concejales, entre ellos el líder de la Lista Beppe Sala Sindaco, Marco Fumagalli, quien anunció sus intenciones de dimitir, y otra baja del centro derecha, Manfedi Palmeri.
Uno de los principales focos de polémica fue el uso del “método de la tagliola”, un procedimiento que eliminó la mayoría de los 239 enmiendas presentadas para modificar la propuesta original, cuando aún solo se habían discutido 25. Los Verdes y algunos representantes de la mayoría criticaron esta decisión, señalando que se truncó un debate más profundo.
Impacto político y desafíos administrativos por delante
La aprobación administrativa representa solo el primer paso hacia un complejo proceso. Ahora comienza la fase burocrática y técnica para formalizar la venta y diseñar el nuevo estadio, un proyecto que Milan e Inter deberán encabezar desde la inversión y planificación.
La decisión implica también controversias y desafíos políticos internos, ya que la fractura mostrada en la votación anticipa más debates futuros sobre urbanismo, preservación cultural y gestión deportiva en Milán.
En el contexto europeo, el relevo generacional de San Siro abre la puerta a un nuevo modelo de instalaciones deportivas, alineadas con estándares modernos de sostenibilidad, seguridad y experiencia para los espectadores.
San Siro, icono que se prepara para el cambio
El estadio San Siro no es solo un campo de fútbol; es un monumento histórico al deporte italiano. Desde 1926 ha alojado memorables partidos y ha sido testigo del ascenso de leyendas tanto del Milan como del Inter.
Su demolición marca el fin de una era, pero también la posibilidad de un renacer con un estadio moderno que pueda responder a las demandas de la alta competición europea y al creciente interés por eventos multimodales. Sin embargo, la herida política y social que deja la operación hace prever que esta transición estará observada de cerca tanto por ciudadanos como por partidos políticos.
Milán entra ahora en una nueva fase que combina deporte, urbanismo y política, donde el futuro de San Siro se convierte en símbolo de cambio y adaptación.
