Jaguar y Land Rover retoman sus cadenas de producción luego de más de un mes paralizados por un ciberataque que obligó a detener la fabricación en sus plantas.
La interrupción, que afectó a ambas marcas del grupo multinacional británico, generó una suspensión inédita en sus operaciones y causó preocupación en la industria automotriz europea. La empresa no ha revelado detalles técnicos sobre el ataque ni su alcance, pero la paralización prolongada demuestra la gravedad del incidente.
Finalmente, esta semana, Jaguar-Land Rover confirmó la vuelta al trabajo en sus líneas de montaje, una señal de que las medidas para contener y eliminar la amenaza digital fueron efectivas. Aunque no se han publicado cifras oficiales, fuentes internas aseguran que la producción ya opera a ritmo gradual mientras continúan las investigaciones.
La crisis reveló la vulnerabilidad de los fabricantes de coches ante ataques cibernéticos que buscan interrumpir cadenas de suministro críticas. Jaguar y Land Rover son parte clave de la economía industrial en el Reino Unido y su parada afectó no solo la fabricación, sino también proveedores y distribución.
Hasta ahora, no se han reportado datos sobre filtración de datos o demandas económicas por rescate, pero el suceso abre un nuevo capítulo en la seguridad informática aplicada al sector automotor.
La industria observa de cerca este caso para fortalecer protocolos y evitar que un solo ataque pueda paralizar industrias enteras, con un impacto directo en empleos y economía.
