Un cráneo fósil de un millón de años hallado en China, conocido como Yunxian 2, está cambiando la historia de la evolución humana. Usando tecnología digital avanzada, científicos lograron reconstruirlo tras décadas de estudio y analizar sus rasgos, con conclusiones que obligan a revisar cuándo se separaron nuestros ancestros del Homo sapiens de otros homínidos arcaicos.
El fósil, muy dañado y fragmentado, no había permitido un análisis claro hasta que un equipo aplicó tomografía computarizada y métodos de reconstrucción virtual. Así pudieron ensamblar digitalmente las piezas y corregir deformaciones, obteniendo la primera imagen fiel de su estructura original.
El cráneo mezcla rasgos primitivos, similares al Homo erectus, con características faciales más modernas. Según un análisis filogenético publicado en la revista Science, Yunxian 2 pertenece a una rama asiática llamada Homo longi, que estaría emparentada con los poco conocidos denisovanos, un grupo humano arcaico identificado principalmente por ADN y escasos restos fósiles.
Este linaje conformaría un grupo hermano del nuestro, el de los sapiens. La nueva datación estima que la divergencia con nuestro árbol genealógico sucedió hace unos 1,32 millones de años. El linaje neandertal se separó antes, hace cerca de 1,38 millones de años. Esto empuja las raíces de nuestra familia humana mucho más atrás en el tiempo, al Pleistoceno Medio.
El hallazgo de Yunxian 2 no es el último antepasado común entre sapiens y Homo longi, pero está muy cerca del punto crucial de esa bifurcación. Los resultados cambian el mapa evolutivo y ponen al continente asiático nuevamente en el centro del debate sobre la historia humana.
