El Parlamento de Slovaquia aprobó esta semana una reforma constitucional que otorga prioridad absoluta a las leyes nacionales frente a las normas de la Unión Europea. Con 90 votos a favor de 150, el gobierno nacionalista del primer ministro Robert Fico blindó la soberanía legal del país en asuntos clave como la identidad nacional, la cultura y la ética.
El texto introducido en el artículo 7 de la Constitución enfatiza que «la República Eslovaca conserva su soberanía, especialmente en materia de identidad nacional» que incluye «la protección de la vida, la dignidad humana, el matrimonio y la familia». La ley también establece que existen solo dos sexos definidos al nacer y restringe modificaciones bajo condiciones estrictas. Además, limita la adopción a parejas casadas y prohíbe la gestación subrogada.
Desde enero, Fico defendió esta iniciativa como una respuesta al «progresismo» y un regreso a «las tradiciones y el legado cultural y espiritual» del país. Criticada por la oposición, que mayormente boicoteó la votación, la reforma igualmente convenció a varios conservadores, lo que garantizó una mayoría cómoda.
La medida ha desatado alarmas fuera de Bratislava. La Comisión de Venecia, órgano del Consejo de Europa, advirtió días antes que crear un conflicto abierto entre legislación nacional y compromisos europeos puede violar tratados internacionales y los derechos fundamentales, poniendo en riesgo el estado de derecho en la UE.
A pesar de los avisos desde Estrasburgo, el gobierno eslovaco se reafirma en su postura: no acatará imponer normas europeas que choquen con su visión nacional de valores éticos y culturales. Esta reforma supone un choque directo con el fundamento integrador del derecho europeo y eleva la tensión política dentro del bloque.
El voto de la Cámara nacional el 26 de septiembre se señala como un hito que marca un giro hacia un derecho constitucional cerrado y soberanista. Pone en cuestionamiento la primacía del derecho comunitario y abre un nuevo frente para el debate entre nacionalismo y Unión Europea.
En plena crisis política y cultural europea, esta decisión coloca a Slovaquia en primera línea de las disputas sobre la soberanía estatal versus la integración del bloque.
