La migración ha sido un motor esencial para la supervivencia de múltiples especies, incluyendo a los homínidos. Sin ella, la humanidad probablemente estaría concentrada en África o ya habría desaparecido.
Especies como el ñu, la mariposa monarca, elefantes marinos y el caribú recorren miles de kilómetros cada año para preservar su existencia. Por ejemplo, la mariposa monarca viaja 4.000 km en cada sentido y el charrán ártico llega a completar hasta 80.000 km en sus movimientos anuales.
Estos largos desplazamientos, siempre un desafío por las condiciones naturales y los depredadores, demuestran que la migración no es un capricho sino una necesidad biológica. El ser humano, igual que estas especies, eligió el movimiento para sobrevivir y adaptarse.
Ante la evidencia genética y arqueológica, se sabe que al menos 13 tipos de homínidos se extinguieron tras mestizajes. China, Corea y Japón descienden del sapiens con erectus, mientras que los euroasiáticos con neandertales. Los neandertales desaparecieron hace unos 30.000 años, su último refugio fue en Gibraltar.
Los sapiens salieron de Asia y Europa hace miles de años hasta llegar a América hace al menos 30.000 años. En la historia reciente, el pueblo judío fue una población itinerante durante dos mil años, aceptada sin discriminación hasta ser víctima de persecuciones fascistas.
La migración nunca fue considerada un delito hasta esas aberraciones históricas, cuando viajar y buscar refugio se criminalizó injustamente. Hoy, pese a la civilización y la globalización, la migración sigue siendo una estrategia de búsqueda de estabilidad frente a cambios ambientales y sociales.
Las migraciones dejaron huellas desde siempre, como las pinturas rupestres del Chiribiquete en Colombia evidencian. La Tierra fue un territorio compartido y libre de fronteras, pero hoy los estados cierran sus puertas con muros, cercas y vigilancia militar.
Para el autor Luis Napoleón de Armas, la humanidad parece estar en retroceso, atrapada en un sistema que criminaliza la migración y vuelve intolerantes a las sociedades, cuestionando el progreso y la idea misma de globalización.
