Cuatro años y medio después de la desaparición de Delphine Jubillar, los restos de la madre de dos hijos, de 33 años, siguen sin aparecer.
La noche del 15 al 16 de diciembre de 2020, Delphine desapareció en Cagnac-les-Mines, zona al norte de Albi marcada por un viejo pasado minero. Su marido, Cédric Jubillar, está acusado de su asesinato, pero el cuerpo nunca ha sido encontrado.
Durante el juicio en Albi esta semana, el comandante Guillen, al frente de la sección de investigaciones de Toulouse, admitió que pese a utilizar “todos los medios posibles” para buscarla, hubo áreas en Cagnac-les-Mines que no pudieron ser exploradas.
“Hay zonas que podrían servir a alguien para ocultar un cuerpo y que nunca se pudieron reconocer”, dijo Guillen, señalando los peligros de cavidades antiguas.
Las búsquedas cubrieron la casa familiar, caminos, el cementerio, lagos, zonas boscosas y hasta instalaciones abandonadas. Se movilizaron drones, helicópteros, 1.500 civiles y efectivos militares.
Sin embargo, se toparon con un obstáculo: el pastor minero subterráneo de Cagnac, un complejo de galerías y pozos que datan desde el siglo XIII con más intensidad en la era industrial. Según la archivista municipal de Carmaux, Sylvie Long, esos túneles y trabajos mineros se extienden por al menos cinco municipios y llegan hasta 220 metros bajo tierra.
Expertos en espeleología de la gendarmería de alta montaña de Oloron-Sainte-Marie intentaron inspeccionar las cavidades, pero muchas resultaron demasiado peligrosas, con riesgos de derrumbes, inestabilidad del terreno y presencia de gases inflamables como el grisú.
El comandante Guillen detalló que en algunas partes del subsuelo poder ocultar un cuerpo es factible, “el cuerpo podría deslizarse por crevasses de hasta una decena de metros”. Aun así, esas zonas nunca se han podido verificar sobre el terreno.
Además de galerías, existen pozos de aireación y de sondeos, “agujeros por hundimientos”, y estructuras de fábricas destruidas y en ruinas que son casi inaccesibles incluso para profesionales, añadió Long.
El largo y peligroso laberinto minero de Cagnac-les-Mines sigue siendo la última frontera sin explorar en esta investigación criminal que parece destinada a prolongarse.
Los investigadores continúan evaluando cómo avanzar en el reconocimiento de esos vestigios sin poner en riesgo la seguridad de los equipos y sin perder una posible pista sobre el paradero del cuerpo de Delphine.
Mientras, el juicio de Cédric Jubillar sigue en curso con estas incógnitas que alimentan la tensión y la incertidumbre en un caso que conmocionó a toda Francia.
