Un ataque mortal contra personas judías en Reino Unido ha provocado una ola de condenas de líderes religiosos y comunitarios que denuncian un aumento preocupante del odio religioso en el país.
El incidente ocurrió mientras la comunidad judía celebraba uno de sus días más sagrados. No se ha revelado información oficial sobre el atacante ni su motivación.
Stephen Cottrell, arzobispo de York y la cabeza más alta de la Iglesia de Inglaterra, expresó su conmoción y oró para que las comunidades religiosas puedan vivir “en armonía y respeto”.
Imam Qari Asim, copresidente de la British Muslim Network, dijo estar “horrorizado” y calificó el ataque de “abominable”. Llamó a detener el “creciente mar de odio religioso” incluyendo islamofobia y antisemitismo. Advirtió que el conflicto en Oriente Medio no debe trasladarse a las calles británicas y pidió unidad entre comunidades de fe.
“No podemos permitir que el sufrimiento en el extranjero justifique violencia e intimidación contra nadie aquí”
Rabbi Jonathan Romain señaló que la guerra en Gaza, iniciada con el ataque de Hamas el 7 de octubre, está contaminando la convivencia en Reino Unido, algo que se intentó evitar durante dos años.
La British Muslim Trust, organización financiada por el Gobierno para monitorizar el odio anti musulmán, tachó el ataque de “despreciable y cobarde” y se solidarizó con la comunidad judía y la ciudad de Manchester.
Akeela Ahmed, directora de la British Muslim Trust, advirtió que no se debe permitir que este ataque profundice divisiones. “En momentos así, debemos apoyarnos mutuamente y estar vigilantes”, dijo.
Por su parte, Raphi Bloom, copresidente de North West Friends of Israel, consideró el suceso la consecuencia directa de una “ola de odio hacia los judíos” impulsada tras los ataques de Hamas. Reclamó que se permita la expresión de posturas pro-palestinas, pero rechazó que ese debate justifique violencia antisemita en Reino Unido.
Este ataque ocurre en un contexto de tensiones elevadas dentro del país, en medio de una guerra que afecta emocionalmente a varias comunidades y amenaza con fracturar la convivencia pacífica.
Las autoridades y líderes comunitarios hacen un llamado categórico a proteger los lugares de culto y a defender la coexistencia, alertando sobre la necesidad urgente de rechazar cualquier forma de odio religioso.
