Para los últimos seis años de su vida, Ozzy Osbourne libró una batalla contra su propio cuerpo, una lucha que ahora queda al descubierto en la docuserie Ozzy: No Escape From Now de Paramount+, que se estrena el 7 de octubre.
El documental, originalmente grabado antes de su muerte en julio de 2025 a los 76 años, muestra entrevistas crudas con el propio Ozzy y su familia: su esposa Sharon, sus hijos Kelly, Jack y la reclusa Aimee Osbourne. También participan músicos como Billy Idol y Slash, ofreciendo contexto a sus últimos proyectos.
La película repasa los trabajos discográficos que Ozzy lanzó en sus últimos años, Ordinary Man (2020) y Patient Number 9 (2022), en medio del empeoramiento de su salud. Además, revive momentos claves como su regreso con Black Sabbath en 2022 y su ingreso al Rock & Roll Hall of Fame en 2024, cerrando con su último concierto en Birmingham semanas antes de fallecer.
Uno de los golpes más duros del relato viene de un grave diagnóstico erróneo. Tras una caída en febrero de 2018, Ozzy fue hospitalizado y dado de alta sin causa clara. Sharon Osbourne relata que días después se confirmaría que había sufrido la fractura de cuello más grave que imaginaban.
“Al día siguiente no podía mover los brazos… El siguiente hospital nos dijo que había roto su maldito cuello”
Pero la cirugía que siguió para intentar corregir esa lesión empeoró las cosas. Su familia acusa que los tornillos y placas instalados le causaron más daño. Jack Osbourne denuncia que ese mal procedimiento le causó un daño nervioso irreversible que afectó su movilidad.
“El Parkinson avanza, pero el problema principal fue la mala cirugía de cuello que le quitó su capacidad para moverse”
Ozzy también sufrió complicaciones por neumonía, septicemia y varias enfermedades crónicas. En una confesión impactante, admitió que estuvo al borde del suicidio:
“Estuve listo para quitarme la vida… me puse fuego a mí mismo, pero seguro que no terminaba”
La música fue su tabla de salvación. “Hacer el álbum me salvó la vida”, asegura Ozzy en la docuserie, valorando lo afortunado que fue de dedicar su tiempo a su arte, a diferencia de quienes odian su trabajo.
La entrevista con Aimee Osbourne es un bálsamo emocional. Rara vez pública, habla sobre la difícil aceptación del deterioro de sus padres y el papel fundamental de Sharon como nexo que mantuvo todo en marcha:
“Mi madre ha tenido que mantener el control de las piezas moviéndose… verlo desmoronarse ha sido aterrador y doloroso”
Con la muerte de Ozzy oficialmente atribuida a un paro cardíaco, enfermedad coronaria, infarto y Parkinson, la película se convierte en una pieza necesaria para entender al hombre detrás del icono del metal. Una historia de humor, orgullo y una mortalidad enfrentada sin tapujos.
Ozzy: No Escape From Now invita a despedir no solo al artista, sino al ser humano que sufrió y resistió hasta el final.
