Este sábado la 34ª Marcha del Orgullo LGBTIQ+ movilizó a miles por el centro porteño desde Plaza de Mayo hasta el Congreso. La plaza se transformó en un estallido de colores, música y brillo bajo un sol primaveral, con la voz de Lali Espósito resonando en el escenario y una multitud que cantó a coro “Soy lo que ves”.
La jornada, que fue una fiesta que combinó baile, abrazos y selfies, también fue espacio de memoria y reclamo. “Para mí esta es la Navidad del orgullo”, dijo Agustina Ramírez, una joven que llegó desde Avellaneda vestida con los colores del arcoíris y remarcó la importancia de la marcha para existir sin explicaciones ni permisos.
Entre la decoración de lentejuelas y plataformas, las voces del colectivo trans también marcaron fuerte la agenda. En las escalinatas de la Catedral, Marina (41) recordó: “Nos siguen matando, nos siguen negando trabajo a nosotras las chicas trans. Por eso vengo, para que esta fiesta también sea memoria”.
La marcha avanzó con carros con parlantes, drag queens en plataformas imposibles y familias con carteles donde niños expresaban su diversidad, como “Mi mamá tiene novia y yo tengo dos amores”. La pluralidad fue visible y sonora hasta el Congreso.
Reclamos contra el Gobierno y por derechos trans
El documento oficial leído por organizaciones del Frente Orgullo y Lucha denunció discursos de odio desde el poder estatal y exigió la derogación de los DNU 61 y 62 de 2025, que afectan el derecho a la identidad de género y el acceso a la salud para adolescentes trans.
Ricardo Vallarino, presidente de la Asociación Civil 100% Diversidad y Derechos, afirmó que “la fuerza del orgullo está intacta” y destacó la masiva expresión social de apoyo a la igualdad, que vence al odio. Por su parte, Marcela Tobaldi de La Rosa Naranja pidió reparación histórica para las compañeras travestis y trans adultas mayores como parte central de la lucha.
“No tenemos miedo. No negociamos. Vamos a vencer. Queremos una sociedad que respete a todas las diversidades, que garantice trabajo, salud, educación y vivienda. Queremos vivir sin violencia.”
La marcha cerró una jornada donde se mezclaron la alegría y la resistencia. La celebración fue un acto político claro en un año marcado por nuevos ataques al colectivo. La voz colectiva dejó claro que la lucha por derechos y memoria sigue vigente y el orgullo sigue intacto.


































