Alexia Rattazzi, reconocida psiquiatra infantojuvenil, denunció que en Argentina las personas con discapacidad siguen sin ejercer plenamente su derecho a decidir sobre su propia vida. En diálogo con LA NACION, Rattazzi remarcó que “si otros deciden todo sobre su vida, la persona con discapacidad no tiene ni siquiera la oportunidad de aprender a tomar decisiones”.
Para Rattazzi, fundadora de Panaacea, la discapacidad no es un problema médico sino social, resultado de la interacción con barreras físicas, comunicacionales y especialmente actitudinales, que frenan a estas personas en el acceso a derechos básicos como la educación, trabajo, salud, ocio y vida afectiva.
La especialista destacó la importancia de respetar el derecho a la vida independiente, reconocido en la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad, que tiene rango constitucional en Argentina. Explicó que esa independencia no significa hacer todo solo, sino “decidir sobre tu vida” y recibir los apoyos necesarios para lograrlo.
El eje de su reclamo es la figura del asistente personal, un apoyo que permite a la persona alcanzar metas sin que terceros impongan decisiones. A diferencia del acompañante terapéutico, ligado al ámbito de la salud, el asistente personal sigue exclusivamente las indicaciones del individuo con discapacidad.
En la práctica, el asistente es como una extensión del cuerpo o mente: puede ayudar con traslado, comunicación o trámites cotidianos, siempre ejecutando la voluntad de quien asiste. Rattazzi denuncia que esta figura aún no está regulada y depende muchas veces de la capacidad económica o decisiones parciales de obras sociales, perpetuando la mirada médica en vez de social.
El Estado, sostiene, debe registrar, auditar y garantizar el acceso universal a esta asistencia para avanzar hacia la desinstitucionalización. Hoy la mayoría de personas con discapacidad terminan en centros con reglas inflexibles, donde no pueden decidir qué, cuándo o dónde comer, ni otras elecciones básicas que convierten su vida en una rutina impuesto por otros.
Además, Rattazzi apuntó contra paradigmas familiares que limitan la autonomía desde la niñez, cuando cualquier niño puede empezar a decidir pequeños gustos. Según ella, “la autoconciencia empieza en la niñez” y no dar esa oportunidad hace creer a la persona que no puede elegir porque nunca aprendió.
Sobre la preocupación común de qué pasa con el hijo con discapacidad cuando los padres mueren, la psiquiatra afirmó que con apoyos y herramientas desde siempre, esa incertidumbre se reduce, porque la persona estaría ejercitando su independencia y derechos de adulto.
Finalmente, Rattazzi llamó a la sociedad a cambiar su mirada y sentirse responsable: dijo que hay un 15% de la población mundial con algún tipo de discapacidad y que “si alguien necesita un apoyo y vos se lo puedes proveer, estaría buenísimo hacerlo”.
