Estados Unidos enfrenta un caos total en su sistema de tráfico aéreo. La escasez histórica de controladores combinada con un cierre de gobierno sin precedentes profundizó la crisis y generó miles de cancelaciones y demoras masivas en los principales aeropuertos.
La Administración Federal de Aviación (FAA) ya advertía antes del conflicto que faltaban al menos 3.000 controladores aéreos para cubrir la demanda y evitar la sobrecarga laboral. Controladores que siguen trabajando bajo presión extrema, con jornadas de hasta seis días y turnos de diez horas, lo que eleva el riesgo operativo.
El cierre del Gobierno congeló el pago a unos 13.000 controladores y personal clave como el TSA, que deben seguir trabajando sin cobrar. Esto agravó ausentismo y renuncias, y el secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtió que la situación “solo va a empeorar”.
El impacto es brutal. Solo el viernes 7 de noviembre de 2025, el portal FlightAware reportó más de 1.700 cancelaciones y 4.300 demoras en vuelos por todo EE.UU., sumando más de 15.500 vuelos retrasados en días recientes.
A raíz de la crisis, el Gobierno de Donald Trump decidió reducir en un 10% la cantidad de vuelos programados en 40 aeropuertos clave, con amenaza de ampliar el recorte al 15% si el cierre continúa. Aerolíneas como Delta estiman hasta 170 cancelaciones diarias, y American Airlines ya recortó 4% sus actividades.
Las terminales más afectadas están en la costa Este y medio Oeste. Newark Liberty (EWR) suspendió operaciones temporales los fines de semana. En Nueva York, JFK y LaGuardia registraron demoras superiores a dos horas. En Chicago, O’Hare reportó más de 200 vuelos con demoras de más de una hora, al igual que el aeropuerto Ronald Reagan National en Washington D.C.
Otros aeropuertos grandes, como Boston, Filadelfia, Atlanta, Dallas, Los Ángeles, San Francisco y Miami sufren retrasos constantes. La FAA y el Departamento de Transporte insisten en que la reducción de vuelos busca aliviar la sobrecarga y bajar el riesgo de accidentes.
Si el bloqueo político que mantiene al Gobierno paralizado en Washington no se resuelve pronto, la parálisis aérea podría agravarse aún más, afectando la movilidad diaria de millones y poniendo en jaque la seguridad del espacio aéreo más transitado del mundo.


































