Luis Caputo está en Estados Unidos negociando un paquete financiero clave para Argentina. Busca cerrar un swap de 20.000 millones de dólares con el apoyo del Tesoro estadounidense y el FMI. El objetivo: frenar la sangría de reservas y evitar un default inminente.
El ministro dialoga con Scott Bessent, secretario del Tesoro, y Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, en un momento crítico. Fuentes cercanas revelan que el paquete podría anunciarse en la próxima reunión anual del FMI y Banco Mundial, donde Caputo también esperará un respaldo claro a la asistencia financiera.
En paralelo, el mercado atento al encuentro que tendrá el próximo martes entre Javier Milei y Donald Trump, que suma incertidumbre política y financiera. Los números no cierran en el sector oficial: ayer, el Tesoro vendió más de 250 millones de dólares tras una venta récord de más de 480 millones el lunes para contener la demanda de divisas.
“En tres o cuatro días al Tesoro lo dejan sin dólares, salvo que ocurra algo”, alertó el economista Pablo Wende en Río Negro Radio.
El dólar mayorista cotiza en 1430 pesos, el minorista en 1455 pesos, y el techo de la banda cambiaria sigue moviéndose, hoy en 1485 pesos, diez pesos más que hace diez días. La fuerte compra de dólares mantiene la presión sobre las reservas oficiales.
En este contexto, la atención también está puesta en el mercado del oro. La onza troy subió más del 40% en el año, impulsada por la depreciación del dólar como moneda de reserva. El Banco Central argentino posee reservas en oro que superan los 5.000 millones de dólares, adquiridos en 2004, y el fuerte aumento de su precio suma un colchón positivo.
Según Wende, el swap permitiría a Argentina recomprar bonos y bajar el riesgo país, disminuir tasas de interés y recuperar acceso a los mercados internacionales. Esto se presume vital para evitar un default tras el resultado adverso que se espera en las próximas elecciones legislativas.
Si las negociaciones fracasan, el Tesoro se queda sin dólares rápido, con un impacto directo en el tipo de cambio y la economía real.
Esa es la cuenta regresiva en Washington que pone a la Argentina al borde de decisiones claves para su estabilidad financiera. El mundo mira, las reservas caen, y el reloj no se detiene.
