Agustín Armendariz, de 25 años, confesó el homicidio de su padre, Guillermo Esteban Armendariz, ocurrido a fines de 2024 en Guaymallén y fue condenado a 10 años de prisión, evitando la prisión perpetua.
El hecho se produjo el 4 de diciembre en el barrio Pehuén de Jesús Nazareno, cuando un conflicto familiar llegó al límite. Según la investigación dirigida por el fiscal de Homicidios Gustavo Pirrello, Agustín atacó a su padre tras un episodio de insultos y violencia verbal porque Guillermo se negó a buscar a su hermana en la parada del colectivo.
El padre, de 59 años, presentaba un cuadro de depresión endógena y cleptomanía que había generado tensiones constantes en la familia. Tenía conductas conflictivas como orinar en las paredes de la casa y robar objetos compulsivamente. Además, la hermana del joven sufre graves enfermedades y la madre es la única que trabaja, cargando con la economía del hogar.
Al producirse el ataque, Agustín intentó simular un accidente diciendo que su padre se había tirado desde el techo, pero la autopsia reveló que la causa de la muerte fue un golpe en la cabeza con un objeto cortante.
Durante la audiencia realizada en la Sala 4 del Polo Judicial Penal, el joven, quien fuera estudiante de Derecho, aceptó su responsabilidad y explicó los motivos que lo llevaron a cometer el parricidio. El juez Leonardo Camacho homologó un acuerdo entre la Fiscalía y la defensa que aplicó las circunstancias extraordinarias de atenuación contempladas en el Código Penal, que reconocen la compleja convivencia familiar como factor disminuyente.
Por esta razón, aunque el delito configuraba un homicidio agravado y el joven arriesgaba prisión perpetua, la condena fue de 10 años de cárcel, una pena considerablemente menor a lo esperado.
La investigación concluyó que la relación entre padre e hijo estaba marcada por hostigamientos y conflictos graves, detonantes que llevaron al joven a actuar de forma violenta. Actualmente, Agustín cumple la condena por homicidio agravado por el vínculo.
