Este 20 de octubre se celebra la cuarta edición del Día Mundial de la Estadística, instaurado por la ONU en 2010 y que se conmemora cada cinco años. Lejos de ser solo una fecha para amantes de los números, esta jornada subraya el papel crucial de las estadísticas confiables en la toma de decisiones públicas.
En un contexto global cada vez más complejo y saturado de información contradictoria, apuntar a sistemas estadísticos confiables es vital para que las políticas públicas impacten positivamente en la economía y el bienestar social. Desde la medición de la inflación hasta la evaluación de la pobreza, los datos sólidos son la base para diseñar intervenciones efectivas.
El desafío va más allá de recolectar cifras: se trata de garantizar la transparencia en la difusión de esos números y su uso ético. No son solo buenas prácticas administrativas, sino derechos ciudadanos esenciales. De esos “fríos” datos dependen decisiones que afectan directamente el poder adquisitivo y la calidad de vida de millones de personas.
En Argentina y en el mundo, esa demanda de estadísticas confiables cobra fuerza frente a las dudas que suscitan algunas cifras oficiales y la proliferación de información no verificada en redes y medios. Este día invita a reflexionar justamente sobre la importancia de defender y exigir información estadística clara y transparente para planificar el futuro con certezas.
La ONU impulsa esta efeméride para recordar que detrás de cada porcentaje o dato hay políticas concretas, y que el acceso a datos ciertos es clave para la democracia y la justicia social.


































