Conservar el cilantro y otras hierbas frescas siempre fue un desafío en la cocina argentina, pero un método simple y casero puede extender su vida útil sin complicaciones ni desperdicio.
El truco consiste en tratar las hierbas como si fueran flores recién cortadas. Primero, hay que lavar y secar bien el cilantro, perejil, albahaca u otras hojas verdes, eliminando la humedad con papel absorbente o un trapo limpio para evitar que se pudran rápido.
Después, se recortan un poco los tallos, igual que cuando se prepara un ramo para el florero. Luego, se colocan en un vaso con agua, asegurándose de que los tallos queden sumergidos pero no las hojas. Así se evita que las hojas se pudran o salgan hongos.
Para mejorar el efecto, se cubre el vaso con una bolsa plástica liviana. Esto crea un mini invernadero que mantiene la humedad sin sofocar las hierbas. Todo este conjunto se guarda en el refrigerador, preferentemente en una zona de temperatura estable, como la parte intermedia del equipo.
Es clave cambiar el agua cada dos días y retirar cualquier hoja en mal estado para evitar que contamine el resto del manojo.
Este método no sólo es económico y accesible, también ayuda a reducir el desperdicio alimentario. Es especialmente útil para quienes compran hierbas en mercados o ferias, donde suelen vender manojos grandes y más económicos pero difícil de conservar.
Además, funciona para otras hierbas aromáticas como cebollín, eneldo y menta, y es aplicable tanto en hogares porteños como en cocinas profesionales.
Con un simple vaso, agua limpia y una bolsa plástica es posible mantener frescas las hierbas varios días, mejorar el sabor de las preparaciones y evitar compras diarias innecesarias, algo clave en el contexto económico actual.
