El vivero tucumano fundado por Jorge Palacios, pionero en certificar plantas de cítricos a nivel nacional, apuesta ahora a replicar ese avance con las plantas de nuez pecán.
Después de más de 20 años en el negocio, con una trayectoria sólida en cítricos, Palacios lleva adelante el Vivero Quebrada de Lules donde comenzó a producir plantas de pecán en 2010 tras una visita a Entre Ríos, lugar donde identificó condiciones climáticas similares a las de Tucumán. Hoy, la provincia cuenta con 1.200 hectáreas plantadas y concentra el 10% de la superficie de pecán cultivada en Argentina.
Palacios explicó que elegir una planta es “un verdadero matrimonio” porque el productor se queda con ese cultivo toda la vida. Agregó que sus plantas llevan un “paquete tecnológico” para asegurar que en el menor tiempo posible la planta produzca frutos y sea rentable.
En los últimos años, el vivero probó 28 variedades de pecán y ahora trabaja con alrededor de ocho, adaptadas a distintos climas y suelos. Además, mantiene un banco genético cuidado “con mucho celo” que permite el seguimiento y trazabilidad de cada planta, algo central para lograr la certificación que todavía no existe para el pecán pero que Palacios quiere impulsar.
“Hicimos un testeo molecular para asegurar el mapeo genético. No hay certificación todavía pero nosotros sí identificamos nuestras plantas”, dijo Palacios.
Además de su trabajo privado, el tucumano integra el Comité Nacional de Viveristas y colabora con INASE, SENASA e instituciones como INTA para crear un sistema nacional de certificación que eleve la calidad y competencia del sector. La meta es posicionar al pecán en un mercado mundial exigente, aumentando la calidad desde la raíz: la planta.
El productor y consultor agrónomo Martín Basso recomendó no dejarse llevar por modas y planificar a largo plazo, dado que el pecán necesita varios años para dar frutos y requiere inversiones en riego y cosecha.
La experiencia local muestra que, aunque el pecán no es un cultivo tradicional en el NOA, la apuesta tucumana se afianza. La clave para Palacios es avanzar en la certificación que garantice la calidad de las plantas desde su origen, una política que ya es común con los cítricos pero todavía está en pañales en la producción de nuez pecán.
Con una historia de 50 años en viveros y una empresa familiar que ya exporta plantas, Palacios cree que ordenar el sector y promover la certificación puede marcar un salto para la agricultura regional.
































