El resultado electoral del domingo 26 sorprendió a todos: el peor escenario para muchos especialistas económicos fue el que finalmente se concretó. Javier Milei y Alfredo Cornejo no solo confirmaron su liderazgo sino que arrancan con un poder político fortalecido, lo que abre un escenario clave para reformas estructurales en Argentina y Mendoza.
Antes de la elección, se esperaba un triunfo ajustado para Milei a nivel nacional y una victoria moderada para Cornejo en la provincia. Los números finales marcaron un salto abrupto: Milei quedó en una posición óptima para relanzar su gobierno y avanzar con reformas, mientras que Cornejo anotó la victoria más contundente para un oficialismo mendocino desde 1983.
El respaldo del electorado no solo legitima sus gestiones, sino que impone mayores responsabilidades. En Mendoza el triunfo se sintió con fuerza especialmente en Uspallata, donde el oficialismo alcanzó un respaldo histórico. El gobierno provincial y los municipios celebraron abiertamente este respaldo.
En el plano nacional, la diferencia con el resto de los escenarios estuvo en una inesperada fortaleza que sitúa a Milei ante el desafío de negociar el nuevo presupuesto 2026 y una agenda de normalización económica que incluye reformas estructurales imprescindibles.
El consultor económico que había previsto cuatro escenarios anunció que se concretó el menos probable. Ahora se espera una mesa federal de gobernadores, convocada para esta semana, para discutir con el presidente Milei y sus aliados provinciales caminos a seguir. Se habla de un posible viaje a Estados Unidos con gobernadores como Cornejo aunque aún sin confirmación oficial.
Ambos mandatarios también aprovecharon el impulso de lo que varios definieron como “el miedo al colapso” si ganaba la oposición, destacando la falta de preparación del kirchnerismo local para asumir el gobierno. Esta percepción afianzó el voto oficialista para preservar la estabilidad ante desafíos económicos y sociales.
Los resultados vuelven a poner sobre la mesa la necesidad urgente de reformas en el uso de recursos públicos, equilibrio fiscal y transformaciones que van más allá de ajustes superficiales. En Mendoza, ese modelo de gestión se ha sostenido entre función estatal y sector privado, y ahora Cornejo debe dar un salto para adaptarse a las nuevas demandas tecnológicas y sociales.
En el fondo, las urnas enviaron un mensaje claro: los votantes exigen cambios profundos. Milei y Cornejo están ante una nueva etapa que definirá si pueden sostener y profundizar el rumbo político y económico que ambos impulsan con fuerza desde sus territorios.


































