La nueva película Good Boy, dirigida por Ben Leonberg, ofrece un giro original al cine de casas embrujadas: el terror se narra desde la mirada de un perro.
La historia transcurre en una antigua cabaña familiar en los bosques de Nueva Jersey, donde Todd (Shane Jensen), un joven con una grave enfermedad pulmonar, busca descansar acompañado de su perro Retriever de Nueva Escocia, Indy. Pero el lugar esconde una presencia oscura que solo Indy puede percibir. Mientras Todd se enfrenta a los fantasmas del pasado y a su salud frágil, la indefensa mascota detecta entidades malignas invisibles para los humanos.
Ben Leonberg no solo dirigió, sino que también escribió, fotografió y editó la película. Filmó más de 400 jornadas con su propio perro para capturar sus reacciones reales y mostrar fielmente la experiencia animal. A diferencia de otros filmes, Indy no habla ni razona como humano: solo siente miedo, inquietud y un instinto protector que aumenta la tensión.
Larry Fessenden, reconocido actor y realizador de culto, interpreta al abuelo fallecido cuya muerte parece estar ligada a la maldición de la cabaña. La hermana de Todd trae la primera alerta: la casa “está embrujada”, algo que pronto confirma la inquietud del perro.
Good Boy dura solo 73 minutos y apuesta por una narrativa fragmentada, imitando la percepción limitada del animal. Esto otorga frescura pero también limita el desarrollo, ya que hacia la mitad el suspenso pierde fuerza y algunas escenas se repiten. Sin embargo, la película destaca por ese enfoque auténtico y la interpretación natural de Indy, que se vuelve el verdadero protagonista.
Para fanáticos del terror, Good Boy es una propuesta innovadora que explora el miedo desde un punto de vista poco habitual: la mirada de un perro que no puede alertarnos pero que lucha por cuidar a su dueño indefenso.
