Greta Thunberg, la activista sueca de 22 años, fue detenida nuevamente por las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) esta semana mientras participaba en una flotilla que intenta romper el bloqueo marítimo sobre la Franja de Gaza. La acción ocurrió en aguas internacionales, donde la Sumud Flotilla llevaba ayuda humanitaria clave como alimentos, medicinas y leche de fórmula.
La joven activista es una figura central y polémica del activismo global, señalada por Israel y sectores ultraderechistas internacionales como colaboradora de Hamas, acusaciones que Thunberg y sus aliados rechazan contundentemente. En sus redes sociales advirtió días antes sobre “la complicidad de gobiernos que permiten el genocidio en Gaza” al no garantizar la ayuda internacional.
Esta no es la primera vez que Thunberg enfrenta detenciones por esta causa. Fue capturada el 9 de junio mientras navegaba en el barco Madleen, y posteriormente deportada en un vuelo de El Al donde se transformó en símbolo de resistencia y blanco de memes por parte de supremacistas online.
Conocida inicialmente como la voz principal del movimiento ambiental “Viernes por el futuro”, Thunberg se ha consolidado en los últimos años como referente en causas de justicia social y derechos humanos, alejándose del perfil “adolescente ambientalista” para denunciar abiertamente temas como el apartheid israelí, el genocidio palestino y la crisis climática ligada al capitalismo extractivista.
Durante su discurso histórico en la Cumbre Climática de la ONU en 2019, cuestionó con furia a los líderes mundiales por ignorar la crisis ambiental y social. Desde entonces, su figura inspira tanto a jóvenes rebeldes globales como provoca rechazo en sectores conservadores y corporativos. Este compromiso militante la alejó del mainstream mediático que la exaltaba hace unos años.
Thunberg utilizó la flotilla Alma para reiterar que su misión no debería existir si los gobiernos actuaran con humanidad y cumplieran con sus obligaciones legales. Desde Israel, exigió que se garantice la seguridad y el derecho a la ayuda humanitaria a los habitantes de Gaza.
La detención de Thunberg coincide con el contexto de tensión en la región que también involucra acciones militares israelíes. Su postura y militancia directa la posicionan como uno de los símbolos contemporáneos más visibles de la resistencia internacional contra el neofascismo y el genocidio en Palestina.
Por ahora, la joven activista espera resoluciones judiciales y sigue denunciando la complicidad de gobiernos y organismos internacionales que permiten el bloqueo y la crisis humanitaria en Gaza.
