El huracán Melissa, de categoría 5, se acerca peligrosamente al oeste de Jamaica con vientos sostenidos de 280 km/h, lo que podría generar una devastación sin precedentes en la región.
El primer ministro de Jamaica, Andrew Holness, advirtió sobre el riesgo extremo de destrucción si la tormenta golpea con toda su fuerza. Actualmente, Melissa se encuentra al sur de la isla y se espera que gire hacia el norte, impactando principalmente la costa occidental del país.
La infraestructura en las zonas afectadas es insuficiente para resistir un huracán de esta magnitud, lo que preocupa a las autoridades y podría derivar en daños materiales y humanos severos. Hasta ahora, se reportan al menos seis muertes en el norte del Caribe atribuidas a Melissa en su avance hacia Jamaica.
Melissa es el huracán más fuerte registrado que amenaza directamente Jamaica. La escala Saffir-Simpson la clasifica en la categoría máxima (5), con vientos que superan los 250 km/h. Además, se prevé una marejada ciclónica de hasta 4 metros en la costa de Kingston, capital del país, donde hay infraestructuras críticas en riesgo.
Las autoridades ordenaron evacuaciones obligatorias en comunidades vulnerables a inundaciones y deslizamientos de tierra. Sin embargo, muchos residentes, como Noel Francis y Bruce Dawkins, optaron por quedarse en sus hogares a pesar de los avisos.
En Kingston, los vecinos se preparan con urgencia mientras desde el gobierno llaman a extremar precauciones. El primer ministro Holness confesó que está rezando por la seguridad del país ante la amenaza que representa Melissa.
La tormenta avanzará luego hacia Cuba y las Bahamas, pero Jamaica es la prioridad inmediata. El riesgo de inundaciones repentinas y deslizamientos podría derivar en una crisis humanitaria grave que requerirá ayuda internacional.
Mientras tanto, la población muestra signos de resiliencia. En Black River, por ejemplo, Sandra Walker se mantiene firme y preparada para enfrentar la tormenta. La solidaridad y el apoyo mutuo nacen en medio del peligro.
Jamaica se enfrenta a horas críticas y debe responder rápido para minimizar pérdidas. La comunidad internacional sigue el caso de cerca, consciente de la magnitud del fenómeno y sus consecuencias.


































