Jimmy Haslam transformó el negocio familiar de estaciones de servicio en un imperio que hoy controla equipos en las ligas más poderosas del deporte estadounidense: la NFL, la NBA y la MLS.
Su historia comienza en 1975, cuando se sumó a Pilot Flying J, la cadena fundada por su padre en Virginia con una sola estación. Entonces, la empresa facturaba 50 millones de dólares anuales. Haslam llevó la compañía al podio nacional en transporte y energía, un logro que llamó la atención del inversor Warren Buffett.
En 2017, Berkshire Hathaway, el conglomerado de Buffett, comenzó a comprar acciones, cerrando la compra total en 2024 por más de 13.000 millones de dólares. Esa operación elevó a Haslam al selecto grupo de multimillonarios estadounidenses.
Pero el empresario no se quedó en el combustible. En 2012 tomó la mayoría accionaria de los Cleveland Browns de la NFL, posición de gran influencia dentro de la liga. Seis años después, acompañada por su esposa Dee, sumó el Columbus Crew de la MLS, un club que ya festejó un campeonato liguero y una Campeones Cup bajo su gestión.
En 2023 ampliaron su portafolio con una participación como copropietarios de los Milwaukee Bucks, franquicia top de la NBA. Con esta jugada, Haslam diversificó aún más sus inversiones y consolidó una estrategia que integra deporte y negocio.
Según Forbes, hoy su fortuna está estimada en 8.7 mil millones de dólares, ubicándolo en el puesto 391 del ranking global de multimillonarios para 2025.
La experiencia de Haslam refleja una transformación del capitalismo: de manejar un negocio tradicional a convertir el deporte en una plataforma clave para el crecimiento económico y la influencia mediática.
Su salto al mercado deportivo abre perspectivas sobre cómo los millonarios estadounidenses ven hoy la inversión en entretenimiento profesional como un motor para sus fortunas millonarias.
