Ana Molina, una de las dermatólogas más reconocidas en España, desmiente mitos sobre la belleza y reclama un cambio de foco: el factor más decisivo no son los rasgos físicos, sino la autoestima.
En una charla con Álex Fidalgo, Molina explicó su teoría del “triángulo de la belleza”, que combina tres componentes fundamentales: la belleza matemática, los cánones culturales y la autoestima. Dijo que la belleza matemática, asociada a proporciones faciales perfectas, es universal. Ejemplos claros, según la doctora, son figuras como Angelina Jolie o Brad Pitt, cuyo atractivo se reconoce globalmente, en lugares tan distintos como China, India o Cuenca.
Pero remarcó que esta proporción no es suficiente para definir la belleza porque los estándares cambian con la historia y la moda. “Lo que en una época se considera bello, en otra puede no serlo”, afirmó.
La estrella del debate fue la autoestima. Molina señaló que es el elemento que más impacto tiene en cómo percibimos la belleza. Puso ejemplos simples: “¿No te pasó que alguien muy guapo pero sin actitud no atrae? Y en cambio, alguien más común, con actitud y confianza, impone mucho más”.
“Cuando una persona tiene una autoestima potente, arrasa”, dijo firmemente la especialista.
La doctora afirmó que la energía y seguridad interior que transmite una persona son tan o más atractivas que la apariencia. Según ella, esta confianza se refleja en la vida diaria y hasta en su consulta dermatológica.
En un mundo obsesionado con la perfección estética y la cantidad de tratamientos cosméticos, Molina reivindica la autoestima como un cuidado personal esencial que no puede faltar.
Su mensaje es claro para el público argentino y global: la belleza no está solo en los rasgos físicos, sino en la actitud y la forma en que cada uno se ve y se muestra al mundo.
