La parroquia de San Pedro Telmo, famosa por ser escenario de “El Eternauta”, alberga un secreto artístico único: una serie de doce pinturas al óleo del siglo XVIII conocidas como Las Sibilas. Estas obras representan personajes de la mitología griega que predicen el futuro pero cuentan la historia completa de Cristo, un vínculo curioso con el cristianismo.
Construida a partir de 1734 bajo la dirección de los jesuitas, la iglesia es la segunda más antigua de Buenos Aires, pero quedó inconclusa tras la expulsión de esa orden en 1767. El proyecto fue retomado en 1858 con la cúpula terminada por el arquitecto José Della Valle y las torres agregadas en 1876 por el ingeniero Pedro Benoit. La fachada se remodeló luego con estilo neobarroco por Pelayo Sainz entre 1916 y 1931.
El conjunto de pinturas, que se creía obra de la escuela cuzqueña por su posible origen en talleres del Alto Perú, hoy se sospecha que pudo llegar directamente desde España con los jesuitas. El restaurador Gilberto Ferreira Benítez confirma que las piezas presentan técnicas mixtas, con inscripciones en español antiguo agregadas en América.
“Estas pinturas son complejas y únicas porque narran desde la Encarnación hasta la Resurrección, algo que no se ve en otras series de Sibilas”, explica la historiadora de arte María Teresa Spinetto.
Además de su valor artístico, la parroquia tiene peso histórico: fue hospital durante las Invasiones Inglesas y recibió donaciones de figuras como Juan Manuel de Rosas. Actualmente, enfrenta problemas graves de deterioro edilicio por la mezcla de materiales incompatibles usados en distintas etapas de construcción, motivo por el cual está en marcha un plan de restauración financiado por Mecenazgo y el Banco Hipotecario.
El museo que funciona en la capilla muestra piezas originales como libros jesuitas, morteros de los betlemitas, un pesebre del siglo XVIII y un reloj enviado por los ingleses en señal de agradecimiento. La parroquia, que cumple casi 300 años, sigue cumpliendo un rol social activo con un comedor comunitario y talleres para vecinos.
La reserva para visitas guiadas a Las Sibilas es por redes sociales de la parroquia y permite conocer de cerca este enigma que aún desafía a los expertos.


































