La combinación de laurel y bicarbonato de sodio se perfila como un aliado clave para la limpieza y el aroma en el hogar. Ambos productos, clásicos en la cocina, se fusionan para ofrecer beneficios que van más allá de lo habitual.
El bicarbonato de sodio es reconocido por su poder desodorizante y su capacidad para una limpieza profunda pero suave. Por su parte, las hojas de laurel aportan un aroma fresco mientras combaten bacterias y hongos, lo que potencia la higiene del ambiente.
Para aprovecharlo, la receta es simple: secar entre cinco y seis hojas de laurel para evitar la formación de moho, luego triturarlas hasta obtener polvo fino o pequeños trozos. En un bol, se mezclan con dos cucharaditas de bicarbonato de sodio y se guarda todo en un frasco con tapa para mantener la mezcla seca y lista para usar.
El resultado es una solución económica y natural que elimina olores, mantiene la casa limpia y deja un perfume suave que puede durar varios días.
Este método es ideal para quienes buscan alternativas sustentables y efectivas para el hogar sin recurrir a químicos fuertes. Además, suma un aroma agradable que no se consigue con los productos convencionales.
En Argentina, donde el cuidado del hogar y la economía domisanitaria cobra cada vez más importancia, esta dupla aparece como una solución práctica y accesible para mantener la limpieza diaria.
