El presidente venezolano Nicolás Maduro envió hace dos semanas una carta al entonces mandatario estadounidense Donald Trump para reabrir el canal de diálogo a través de Richard Grenell, exenviado especial de la Casa Blanca. Su objetivo claro: apartar de las negociaciones a Marco Rubio, actual secretario de Estado y uno de sus críticos más duros.
Maduro recordó que con Grenell ya habían llegado a acuerdos puntuales sobre deportaciones y liberación de presos y lo invitó a mantener una “conversación directa y franca” para superar lo que llamó “ruido mediático y noticias falsas”. La carta fue enviada justo después del operativo naval estadounidense en el Caribe que mató a 11 personas en una embarcación señalada por Washington como cargada con drogas.
Rubio, enemigo declarado del chavismo, sostiene acusaciones de narcotráfico contra Maduro y logró que el Departamento del Tesoro ofreciera 50 millones de dólares por información que conduzca a su captura. Frente a esto, Maduro busca excluirlo de cualquier negociación para evitar condiciones difíciles.
La relación con Grenell sorprendió a la oposición venezolana a inicios de año: el 31 de enero visitó Caracas y se reunió con Jorge Rodríguez, uno de los hombres más cercanos a Maduro. Esa imagen, frente a la espada de Bolívar, generó especulaciones sobre un posible cambio en la postura de Washington hacia el régimen chavista.
Pese a las tensiones y el despliegue militar de EE.UU. en el Caribe, que según fuentes militares busca presionar a Maduro, los vuelos de deportación entre ambos países continúan activos. La flota estadounidense destruyó cuatro embarcaciones en las últimas semanas, con imágenes de drones disparando contra ocupantes que murieron en el acto.
En respuesta, el gobierno venezolano desplegó tropas y mostró en redes sociales entrenamientos masivos a civiles para el uso de armas, mientras circulan rumores de deserciones en filas militares y posibles contactos secretos con Washington. También se habla de un eventual plan de transición pos-Maduro aunque ninguna versión fue confirmada.
Además, analistas remarcan que la mayoría de la droga que ingresa a EE.UU. proviene de México y Ecuador, lo que convierte la operación naval en el Caribe más en un gesto político que en una acción eficaz contra el narcotráfico. Trump defendió el operativo como parte de la lucha antinarcóticos pero la realidad sobre el terreno parece indicar otra cosa.
Maduro cerró su carta con fuertes elogios al “respetado presidente Donald Trump”, agradeciéndole por su “gran labor” en resolver guerras heredadas y prácticamente suplicándole que permita la continuidad de su enviado especial para avanzar en las conversaciones.
