Cientos de fanáticos esperaron bajo lluvia y frío en la entrada del Teatro Colón para saludar a Marianela Nuñez tras la función del ballet Onegin este domingo por la noche.
La primera bailarina del Royal Ballet de Londres mantuvo la calma y la sonrisa mientras firmaba autógrafos y se sacaba fotos, luciendo una camiseta de la selección argentina. Su regreso al icónico escenario porteño no solo fue un éxito artístico, sino un fenómeno de cariño popular que reunió largas filas a pesar del mal tiempo.
Onegin, obra del coreógrafo británico John Cranko, volvió al Colón con gran aceptación. Nuñez y el austriaco Jakob Feyferlik protagonizaron la función del Ballet del Colón dirigida por Julio Bocca, con música de Piotr Ilich Tchaikovsky y escenografía de Pier Luigi Samaritani. La puesta combinó virtuosismo técnico y dramatismo, cerrando con ovaciones de pie.
Tras bajar el telón, la emoción se trasladó a la puerta del teatro, donde Nuñez reafirmó su vínculo con el público local, que la considera una de las figuras más importantes del arte nacional. La imagen de la artista argentina con la camiseta celeste y blanca fue interpretada como un gesto de orgullo nacional, uniendo arte y pasión deportiva en un mismo momento.
Este domingo fue más que una firma de autógrafos: fue una celebración del apoyo y reconocimiento hacia una artista internacional que sigue dejando huella en su ciudad natal.
