Mayra Mendoza, exintendenta de Quilmes, salió a hablar con vecinos del municipio, como parte de su tarea habitual después de la campaña electoral. En la charla, los reclamos fueron acompañados por agradecimientos por las obras terminadas, en un clima distendido donde Mendoza estaba junto a una niña y su madre.
Sin embargo, un periodista identificado con el sector libertario, Marcelo Fava, publicó la conversación intentando presentarla como un “escrache”. La acusación generó rápida respuesta en redes sociales, donde usuarios explicaron la diferencia entre una charla informal con vecinos y un escrache, sin éxito en que el periodista modificara su postura.
El contexto muestra nuevamente la tensión entre sectores políticos y ciertos medios que intentan deslegitimar comunicados o encuentros ciudadanos simplemente por su origen o involucrados. La presencia de Mendoza en la calle, lejos de ser un escrache, fue interpretada por la mayoría como un diálogo típico de dirigentes con la comunidad.
Vecinos expresaron agradecimiento por las obras públicas y aprovecharon para plantear reclamos cotidianos, demostrando que la política local en Quilmes sigue siendo tema de conversación directa.
Por ahora, la discusión gira en torno a qué representa un escrache y hasta dónde llega la crítica periodística cuando está cruzada por un sesgo ideológico.

































