La gestión económica en Argentina muchas veces se compara con la urgencia que vive un médico en la guardia del hospital. Así lo plantea un análisis basado en los principios del matemático y médico Daniel Bernoulli, autor de la paradoja de San Petersburgo, quien entendía que las decisiones bajo presión requieren actuar rápido, con poca información y sin margen para dudas.
Según este enfoque, funcionarios como el ministro de Economía o el presidente del Banco Central frecuentemente operan en un escenario similar al de una sala de emergencia, donde no es posible esperar diagnósticos precisos o análisis extensos. “¿Y entonces, qué hacemos?”, es la pregunta clave ante una crisis que demanda respuestas inmediatas.
El ejemplo del SAME y sus tiras de colores para clasificar heridos en la guardia médica refleja la necesidad de priorizar y actuar rápido en base a datos limitados pero urgentes. En términos económicos, esto se traduce en decisiones que pueden parecer improvisadas, pero que responden a circunstancias cambiantes y a un entorno donde el tiempo juega en contra.
El caso argentino, especialmente en el contexto de las últimas semanas previas a las elecciones de medio término, ilustra cómo la incertidumbre en el plano cambiario y monetario obliga a que las autoridades económicas actúen bajo presión constante. Más importante que no equivocarse es la rapidez para corregir errores cuando se presentan, coincidieron fuentes consultadas.
El rol ejecutivo no permite “monografías” ni largas debates. Henry Kissinger lo dejó claro al pasar de académico a asesor y luego secretario de Estado: los responsables deben responder rápido, con lo que tienen, aunque no sea perfecto.
Por último, la ayuda del Tesoro de Estados Unidos en Argentina destacó la gravedad del escenario económico preelectoral y la necesidad de un respaldo inmediato. Aunque el resultado electoral logró contener la crisis por ahora, el cuidado y la vigilancia económica deberán mantenerse.
En definitiva, el manejo económico argentino marcha con la lógica de la urgencia hospitalaria: poca información, presión altísima y decisiones que no admiten demora ni demasiado espacio para el error.


































