El 26 de septiembre marca dos efemérides clave: el Día Mundial de Prevención del Embarazo No Planificado en Adolescentes y el Día Mundial de la Anticoncepción, ambos impulsados por la ONU y su Fondo de Población (UNFPA).
Estas conmemoraciones buscan alertar sobre las graves consecuencias del embarazo adolescente y promover el acceso universal a métodos anticonceptivos. Según el UNFPA, la mortalidad materna en adolescentes de América Latina y el Caribe está entre las tres principales causas de muerte en jóvenes de 15 a 19 años. En menores de 15 años, el riesgo de fallecer por causas vinculadas al embarazo es hasta tres veces mayor que en mujeres adultas.
El embarazo precoz pone en riesgo la salud, educación y futuro económico de las jóvenes, atrapándolas en círculos de pobreza y exclusión. Además, la falta de acceso a anticonceptivos modernos afecta a casi 257 millones de mujeres en el mundo, especialmente en países de ingresos medios y bajos.
El UNFPA enfatiza que el derecho a la anticoncepción no solo protege la salud individual, sino que es clave para la autonomía corporal, la reducción de la mortalidad materna y la equidad de género. Sin embargo, desigualdades vinculadas a la raza, la educación y la pobreza limitan este acceso y aumentan la vulnerabilidad a infecciones de transmisión sexual como el VIH, así como a embarazos no intencionales y abortos inseguros.
“Toda persona debe tener garantizada la libertad de proteger su salud reproductiva y planificar su familia”, afirmó el UNFPA.
En Argentina, aunque no se presentan cifras específicas en este informe, el llamado internacional resuena con fuerza en medio de debates sobre educación sexual y acceso a métodos anticonceptivos efectivos.
Este 26 de septiembre deja claro que la responsabilidad y la información son urgentes para evitar embarazos no planificados, proteger la vida y garantizar el futuro de millones de jóvenes en la región y el mundo.
