José María Rosa vivió casi 20 meses en una pesadilla cuando su ex esposa se llevó a sus hijos sin consentimiento. Lo que empezó como un viaje de fin de semana a las Cataratas del Iguazú terminó en una búsqueda desesperada que lo llevó hasta Brasil.
Desde que se enteró de la desaparición de Federiko y Fumiko, Rosa no dudó. Con recursos limitados pero ayudado por el apoyo de gente en redes sociales, viajó en dos ocasiones a Brasil para encontrarlos.
Finalmente recibió la noticia que esperaba: sus hijos fueron localizados, y el reencuentro fue cargado de emoción y esperanza. Durante una visita al juzgado de menores, José María pudo compartir momentos con ellos y escuchó de boca de los niños su deseo de volver a Buenos Aires y retomar su vida.
La abogada que acompaña el caso describió la situación como una oportunidad para reconstruir vínculos y darles el soporte necesario tras la larga separación.
El padre enfrenta aún dificultades legales para recuperar la custodia. Denuncias infundadas y obstáculos judiciales marcan el camino, pero José María insiste y apuesta a lograr que sus hijos vuelvan al país.
Esta historia pone en foco una realidad dolorosa para muchas familias: el conflicto por la tenencia de menores puede convertirse en una lucha agotadora que cruza fronteras y desafía la justicia.
Mientras tanto, Federiko y Fumiko permanecen en Brasil con su padre determinado a no rendirse y a seguir peleando por su felicidad y bienestar.
